Ecevit cuenta los centavos
La grave situación económica turca constituye, con el capítulo del terrorismo, la principal preocupación del Gobierno socialdemócrata de Bulent Ecevit. El problema lo ha heredado del Gobierno conservador anterior de Suleyman Demirel, quien, poco antes de abandonar el poder, declaró que Turquía tenía necesidad «de hasta setenta centavos».Hace unos días, el propio Ecevit volvió a hacer hincapié en la cuestión durante su gira por los países del Mercado Común Europeo. «Los contactos con las naciones extranjeras -dijo en Alemania federal- son a veces desagradable para mí. En ocasiones me veo obligado a pedir unos pocos millones de dólares, e incluso 100.000 dólares. En este momento Turquía se v constreñida a cuidar cada centavo que gasta. »
El panorama es desesperante En el Banco Central hay pedido de importación por unos 2 millones de dólares, en su ma, te materias primas esenciales par la industria; pero el banco no s encuentra en condiciones d transferir las divisas correspon dientes. La esperanza está puest en el Fondo Monetario Interna cional (FMI), y en un préstamo d quinientos millones de dólares d Alemania Federal. Pero se trata d una experanza in extremis.
Por si fuera poco, los empréstito que se están pidiendo sólo servirá para satisfacer las necesidades d dos meses. Lo cierto es que el es quema económico actual, basad en los principios de una producción capitalista, no responde a realidad del país. Si Turquía se impedida ahora de exportar u productos tradicionales, como lo frutos secos y las legumbres, e déficit comercial exterior aumentará cada vez más. En 1977, es déficit ya llegó a los 4.000 millones de dólares.
Los economistas coinciden e afirmar que la nación no puede desarrollarse con semejante es quema económico, y anticipan que si las bases de la producción capitalista se mantienen, el nivel soci y financiero seguirá bajando. L industria de consumo continú profundamente ligada a,l exterio y la tecnología nacional es ínfim Al mismo tiempo, se asiste a un ininterrumpida emigración d «cerebros», que en Turquía no dís ponen de ninguna clase de protec ción. El número de parados as ciende, según la Confederación d Sindicatos, a más de cuatro millo nes, y el índice de crecimiento mográfico, del 2,9 supera al del desarrollo.
En consecuencia, los intentos de Ecevit de desembarazarse de los condicionamientos económicos no prosperan demasiado. El apoyo de Bonn no irá más allá de los citados quinientos millones de dólares. Así, a Ecevit no le resulta posible capear la crisis y tiene que volverse hacia los países del Este, sobre todo a la Unión Soviética.
En este contexto, la decisión de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano, de no levantar el embargo de armas contra Turquía ha caído aquí como una bomba. El país tiene ahora que comprar armas en condiciones mucho menos favorables que en Estados Unidos. Algunos observadores sostienen que el viaje de Ecevit a Gran Bretaña tuvo, precisamente, ese propósito. Pero ante la persistente actividad militar e Grecia, Ecevit se ha quedado, en ese terreno, sin opciones posibles.
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