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La Orquesta Mondragón: desde Bilbao con amor

Ver a un cantante vestido de novia (era el pasado jueves, día del Corpus, en el teatro de la Comedia) entonar frenéticamente un «rock & rolle», puede ser demasiado para cualquiera. Se trataba del final de la primera actuación de la Orquesta Mondragón en Madrid, donde estarán hasta el domingo.

Precedidos por ninguna fama, si exceptuamos los niveles más subterráneos del rollo, diez músicos salen al escenario con un cierto aspecto de dementes. Después cantan temas standard de los años cuarenta y cincuenta (americanos) e intercalan entre canción y canción unos sketches. La historia, a lo que se ve, trata sobre un tal Johny Cimbel, famoso homosexual y violador del Chicago de Al Capone o Frank Nitti. El cantante, que hace además las veces de presentador, se mueve mucho y en forma extraña. Hay un señor muy largo y con barbas que sale vestido de faralaes. Al final, ya digo, les da por hacer «rock & rol!» con cuatro guitarras, batería, piano y sección de viento, mientras la novia se despide sonriente.

La Orquesta Mondragón lo hace, sin duda, bien. Han querido montar un espectáculo divertido y lo han conseguido, dando además buena música. Ocurre, sin embargo, que cantan todos sus temas en inglés y con un porcentaje altísimo de versiones. Y que, además, los sketches están demasiado deshilvanados como para crear una continuidad y, por tanto, un ritmo.

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