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Sanatorios abandonados en la sierra madrileña desde hace veinte años

En la zona alta de la sierra madrileña, entre Tablada y Guadarrama, existen una serie de edificios abandonados, algunos antes de ser terminados, otros después de ser largamente utilizados, que hace veinte años servían para aliviar a los madrileños de sus dolencias pulmonares. Desde que la tuberculosis encontró un eficaz enemigo llamado antibiótico, estos hospitales y residencias, perfectamente aprovechables aún, fueron abandonados a la intemperie.

Uno de los más importantes problemas con que se enfrenta el Ministerio de Sanidad y Seguridad Social, según declaró el propio ministro, Enrique Sánchez de León, a EL PAIS el pasado martes, día 16, estriba en la «inserción de las funciones sanitarias en el mundo rural». Uno de los grandes problemas de la sanidad española es la falta de camas hospitalarias. La petición de centros sanitarios de distinta índole es una de las reivindicaciones más reiteradas por el movimiento ciudadano, especialmente y precisamente en los núcleos rurales o poblaciones-dormitorio. Sin embargo, numerosos, edificios que algún día fueron hospitales se han dejado morir en la sierra, aunque aún queda de ellos parte aprovechable que puede ser salvada.En Tablada, término municipal dependiente del Ayuntamiento de Guadarrama, en la sierra madrileña, hasta hace muy poco tiempo había cinco edificios sanitarios que, durante muchos años, han estado abandonados. Sólo uno de ellos ha encontrado destino y, en la actualidad, se procede a su reparación para convertirlo en dependencia de la Guardia Civil. Se trata del Antiguo Preventorio infantil, ubicado en el casco urbano de Guadarra.

Detrás de este edificio existe otro construido a medias, anexo al mismo preventorio, y que, en tanto se decide -su destino, queda abierto a la intemperie. Este preventorio infantil daba cobijo preventivo a los hijos de tuberculosos y enfermos de pulmón en general que se hallaban internados en los hospitales de esta sierra, a escasos kilómetros de este pueblo y dentro del término de Tablada.

En Tablada quedan los restos de tres hospitales antituberculosos: dos son privados, uno es estatal. Este, que no llegó a terminarse, se conserva en aparente buen estado. De los otros dos, uno de ellos ha sido pasto de las inclemencias del tiempo y del vandalismo, pero su estructura parece firme. Este último se encuentra al lado de otro sanatorio privado de actual funcionamiento. Una alambrada impide la entrada per la que debió ser una puerta, pero nada lo impide a través de otra puertuca de hierro en mitad de una tapia semiderruída, Puertas y ventanas del edificio no son sino huecos deformes y rotos. El interior se halla devastado. Lo abandonaron dejando incluso material médico y camas. Quedan colchones sucios o carcomidos y algunos muebles deteriorados. Parece que ha servido de cobijo de montañeros y de algún otro excursionista ocasional.

El otro sanatorio privado se alza al pie de la carretera, enfrente del desvío a la estación de Tabla da. Está en venta y en buen esta do, a excepción de la techumbre Un guarda, antiguo enfermero, lo cuida. Fue construido, según este hombre, en el 50 o el 51, y lleva cerrado unos trece años. La finca en que se encuadra tiene una extensión de 12.500 metros cuadrados.

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El estatal de Tablada

Un poco antes de llegar al anterior queda el estatal. El jefe del Servicio de Acción Sanitaria, del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social, señor Navarro, informa de lo siguiente: «Las obras se iniciaron antes de la guerra. En la guerra se destruyó. Después se empieza a reconstruir y de ello se encargó Regiones Devastadas. Pero en el año 55 se descubre la estreptomicina, que le dio en la cresta a la tuberculosis, y ya no era necesario.»«El Patronato Nacional de Antituberculosis llegó a tener 40.000 camas. Ahora sólo tiene unas 13.000. Hubo que reducir la construcción de este tipo de sanatorios. Y éste fue uno de los que se quedaron a medias. » Y añade: «Se han hecho diversas gestiones para darle otro uso. Pero se necesitan muchos millones de pesetas para terminarlo. No se sabe bien a qué dedicarlo. Hay que tener en cuenta que este tipo de hospitales están en sitios extracomunitarios. Así tenemos veinte o treinta en toda España. Es muy difícil darles uso. En todo caso, si las fuerzas vivas nos ayudan a encontrar una solución, aquí les estaremos muy agradecidos.»

Una alternativa: permutar

Algunas de estas fuerzas vivas, por ejemplo, el PSOE de Guadarrama, ofrece algunas alternativas al respecto, en función de las necesidades del pueblo.Un portavoz de este partido en el aludido municipio señala que: «Dentro del pueblo tenemos el sanatorio antituberculoso Helios, del Patronato Nacional, que podría trasladarse a uno de los abandonados y utilizarlo para clínica, que no hay. Un sanatorio de este tipo en el centro urbano de una población origina numerosos inconvenientes. Y, en cambio, sólo hay un ambulatorio de la Seguridad Social en El Escorial para todos los pueblos de alrededor, incluyendo el nuestro.»

«También estamos faltos de escuelas y de una residencia de ancianos. Cualquiera de estos edificios abandonados podrían haberse destinado a estos motivos. El preventorio infantil hubiera sido un lugar estupendo para instituto de enseñanza media, y evitar que nos cueste tanto dinero el mandar a nuestros hijos a estudiar fuera del pueblo, pero parece que es mejor dejar que se hundan a buscar unas soluciones. Y, si es por dinero, resulta entonces incomprensible que el Ayuntamiento vaya a hacer ahora, como pretende, una clínica nueva, cuando en este término sobran edificios idóneos para ello. Estos casos de abandono sólo se entienden dentro de una política confusa e irracional.»

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