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Los sindicatos alemanes rechazan las presiones del Gobierno

El congreso de la confederación de sindicatos alemanes concluyó ayer sus sesiones anuales en Hamburgo con el aparente propósito de las centrales sindicales de mantener una actitud de lucha frente a los intentos gubernamentales de que los trabajadores alemanes adopten «el papel de víctimas del progreso y la crisis económica».«La pasada ola de huelgas obreras en la República Federal de Alemania no es más que un primer relámpago de un amplio conflicto social que se avecina», declaró el jefe del sindicato de Artes Gráficas. Pero la unión obrera más poderosa de Europa, la DGB alemana, con más de siete millones y medio de afiliados (el 35,7% del censo laboral total de la RFA) ha sido tajante, aunque no tanto como los líderes de los sindicatos más combativos, metal y artes gráficas. Su secretario general, Heinz Oskar Vetter, anticipó que no habrá regreso a la cogestión empresarial y que los trabajadores insisten en pedir mejoras salariales, mejores condiciones en el trabajo, garantías de puestos y demanda de que se declare anticonstitucional el lockout.

Por su parte, el jefe del sector del metal, Loderer, reclamó que el Gobierno dicte medidas para proteger a los trabajadores contra la racionalización y tecnificación de los centros de producción.

Otros, temas candentes del congreso fueron la introducción de la semana de 35 horas (que no ve aceptable ni la patronal ni la oficina de empleo, por razones distintas), la «ley antiradicales» y la falta de dotación económica de algunos de los diecisiete sindicatos integrados en la DGB.

La falta de medios es justamente un talón de aquiles que podría llevar a la desaparición de alguna que otra organización obrera, en caso de huelga prolongada, si no acude en su auxilio la confederación presidida por Vetter.

La patronal respondió inmediatamente a la nueva actitud combativa de los sindicatos. Los empresarios de hostelería rechazaron una oferta de los trabajadores del ramo para incrementar los puestos de trabajo mediante la reducción de jornadas a los empleados que hubiesen cumplido los 55 años.

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