Trapos sucios
Uno, la verdad, quisiera escribir de una vez que todo marcha sobre ruedas en el primer equipo del fútbol español. A fin de cuentas es lo que cabe desear cuando dentro de veinte días todo el deporte de este país va a estar pendiente de sus resultados frente a Austria, Brasil y Suecia. Sin embargo, resulta imposible. Por lo visto todo se vuelve en contra.No ha sido suficiente que se alcanzara la clasificación para el Mundial prendida con los alfileres prestados por los clubs o que se haya preparado la fase final con las ridículas migajas -partidos y fechas- que también les han sobrado a los susodichos clubs. Por si fuera poco, todo ésto y que a la penuria de jugadores de calidad se haya unido el cansancio de una temporada apretada -encima son futbolistas de cristal-, las pocas fuerzas que les deben quedar se malgastan en los dimes y diretes económico-publicitarios.
El fútbol es un mercado y el problema no es que los seleccionados pidan más dinero o haya tensión por el tema de vender mejor una imagen productiva publicitariamente. Hacen muy bien en intentar ganar el mayor dinero posible. Lo triste es que eso prive más que una buena preparación o unas perspectivas optimistas cara al Mundial deportivo. De eso, que es el punto de apoyo para el resto, ni se habla. Mandan los sucesos.
Pero no es extraño. Son los trapos sucios más excelsos de otros en tono menor igualmente lamentables. Por ejemplo, los supuestos soborno de hace días; los que quizá sucedan hoy mismo o los rumores no confirmados que hablaban ayer de una agresión a la expedición ceutí a su llegada a Algeciras, de paso para Linares, donde hoy se juega el ascenso de Segunda B a Segunda. El Algeciras también está implicado en él y hace dos semanas el Ceuta realizó una suscripción pública en su ciudad «primando» al Olímpico de Játiva para que le ganara al equipo gaditano. Aunque sean rumores, hasta eso ha llegado el fútbol español.
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