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Pueblo de Vallecas

Empleado de una panadería, muerto durante un atraco

Juan Peinado Arranz, de 48 años, casado y con dos hijas, falleció, en la mañana de ayer, como consecuencia de un disparo que le alcanzó en el corazón y que fue efectuado en el curso de un atraco cometido en la panificadora Pan Flor, sita en la calle Sierra Gorda. El asalto se produjo sobre la una menos veinte de la tarde, cuando dos jóvenes penetraron, con intención de robar, en las oficinas de la citada panificadora. Sin embargo, al no encontrar a nadie en la planta, los asaltantes salieron del local y se dirigieron hacia el guarda de la empresa, que les preguntó de dónde salían. Fue en ese momento, según la versión obtenida, cuando los asaltantes, que iban con la cara pintada como los payasos, sacaron una navaja de grandes dimensiones y una pistola, al tiempo que exigían el dinero de la recaudación. El atracador que iba armado con la pistola efectuó un disparo para apoyar la orden; la bala, al parecer, rozó la bota del guarda, que no iba armado.El disparo y los gritos del vigilante hicieron que los cuatro empleados que se encontraban en la fábrica de pan anexa a las oficinas salieran en el mismo momento que los atracadores huían. Uno de los empleados, el señor Peinado, armado con un hierro, comenzó a dar gritos e incluso inició una persecución, que fue cortada cuando el delincuente que portaba la pistola se volvió y efectuó un solo disparo que alcanzó al empleado en el corazón.

A continuación, los dos atracadores se subieron a un Seat 124 ó 1500 de color blanco y se dieron a la fuga en dirección hacia las carreteras de Vicálvaro o Valencia. Una de las ruedas del vehículo iba pinchada.

Según manifestó a EL PAIS Félix Merinero, administrativo de la citada panificadora, los asaltantes podían haber sustraído, de haberse producido minutos antes el atraco, el total de la recaudación, que se elevaba a unas 100.000 pesetas, Sin embargo, se dio la circunstancia de que en la mañana de ayer la empleada de la panadería había entregado ya el dinero recaudado al dueño, Venancio Martínez, y éste había salido de la panificadora unos diez minutos antes de que se cometiera el atraco.

El señor Peinado llevaba trabajando en la panificadora Pan Flor dos años, aunque el horario de trabajo, que empezaba sobre las doce del mediodía, no excedía de tres o cuatro horas por día; el resto de su jornada laboral la ocupaba en su profesión de confitero en un hotel madrileño. Según manifestó a EL PAIS una de las hijas del fallecido, «mi padre era muy nervioso, aunque no creo que se atreviera a enfrentarse a unos atracadores. Pero no sé nada seguro, ya que sólo conocemos lo que nos han dicho sus compañeros. Ni la policía ni la Guardia Civil nos han llamado para decirnos lo que ha pasado».

Otros cuatro atracos en la mañana de ayer

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Otros cuatro atracos, uno de ellos frustrado, fueron cometidos en la mañana de ayer en una mercería, dos panaderías y unas oficinas. El primero de los robos, a mano armada, fue realizado por dos jóvenes en una mercería sita en la calle de Ceferino Avila, 4, propiedad de José Coronado. Los atracadores, armados con dos navajas, se apoderaron de 13.000 pesetas y huyeron en un Simca 1200 de color verde con techo negro y matrícula de Madrid.Posteriormente, otros dos jóvenes, que podrían ser los mismos del atraco a la mercería, asaltaron dos panaderías, una sita en la calle de San Olegario, 6, en donde se apoderaron de 15.000 pesetas, y otra en la calle de José Cabrera, 4, en donde sustrajeron una cantidad de dinero hasta el momento desconocida.

El último de los atracos realizado en la mañana de ayer, y que resultó frustrado, tuvo como escenario un local de oficinas sito en la calle de Ramón y Cajal, 87. Los empleados, al parecer, observaron cómo aparcaba un automóvil Renault 5, de color rojo, y matrícula de Madrid, que ocupaban cuatro personas, una de ellas armada con una escopeta de cañones recortados. Como consecuencia del aviso dado, las puertas fueron cerradas y los atracadores se vieron obligados a huir en el vehículo citado.

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