Fuertes tensiones en el sector industrial vizcaíno

Seis de las diez empresas más importantes de Vizcaya -con una plantilla total aproximada de 35.000 trabajadores- se encuentran en situación de conflicto, debido, fundamentalmente, a la grave crisis económica que sufre la provincia. Mientras se mantiene la expectación en tomo al futuro de Altos Hornos y Astilleros, los trabajadores de General Eléctrica, Babcock Wilcox y Firestone amenazan con ir a la huelga. Por otra parte, la plantilla de Echevarría pidió ayer en Bilbao la dimisión de la dirección de la empresa, a la que acusa de poner en peligro la seguridad del puesto de trabajo con un plan de desmembración de la factoría.En la actualidad, están rotas las negociaciones para la redacción de un nuevo convenio colectivo de las empresas Firestone y General Eléctrica (9.000 trabajadores). En ambos casos, la empresa se niega a aceptar el incremento salarial exigido por los trabajadores (en el caso de Firestone, la dirección no subirá los sueldos en todo el año). En los dos casos se plantea el laudo como salida a una situación que puede desembocar en una próxima huelga.

En Babcock la situación es distinta. Los 5.000 trabajadores cobraron ayer la paga del mes de abril. Esta circunstancia no va a disminuir el enfado existente entre el personal de la fábrica, que amenaza con ir a la huelga si el comité técnico, constituido por la Administración para arbitrar soluciones a la crisis, no informa en breve sobre sus gestiones.

Tal como informaba ayer EL PAIS, la crisis en Babcock aumenta día a día debido, fundamentalmente, al retraimiento y la desconfianza de los clientes, que han reducido de una forma alarmante los pedidos. Babcock pierde en la actualidad de doce a quince millones diarios.

Por lo que se refiere a la empresa Echevarría (4.700 trabajadores en sus cuatro plantas), la situación es también delicada. La casi totalidad de la plantilla está participando estos días en un plan escalonado de movilizaciones con las que se pretende hacer patente el desacuerdo de los trabajadores con el plan de desmembración que pretende poner en marcha la dirección de la empresa. Aquélla opina que esta es la única solución posible para salir de la persistente crisis por la que pasa la factoría en los últimos años. Las entidades bancarias dispuestas a apoyar monetariamente a la empresa presionan con fuerza para lograr que Echevarría se disgregue en pequeñas unidades separadas jurídicamente. Sólo así parecen dispuestos los bancos a hacerse cargo del «apuntalamiento» de la fábrica.