Prosiguen en Italia los atentados y los disparos sin explicación
Mientras pesa sobre el país el silencio acerca de la suerte de Aldo Moro, grupos armados de confusa identidad siguen incendiando coches de dirigentes de la Sit-Siemens, de la casa Alfa Romeo y de la FIAT. Y continúan disparando a las piernas a médicos importantes. Después del atentado al médico de la cárcel especial de Novara volvieron ayer a disparar en Milán contra Diego Fava, de 52 años, director sanitario de una sección del INAM (Instituto Nacional de Seguros de Enfermedad). Le dispararon dos jóvenes encapuchados mientras entraba a su despacho, huyendo después en un automóvil marca Simca.
Sobre Aldo Moro existen, cada hora que pasa, menos esperanzas de que pueda ser liberado. La misma DC escribió a toda página en el órgano oficial de su partido, Il Popolo, publicado excepcionalmente el lunes: «Crece la angustia por Moro en la tortura del silencio.» Un nuevo jarro de agua fría fue la noticia de la carta de despedida de Moro a su mujer, mandada por las BR horas después del último comunicado, el número nueve, en la que anunciaban la ejecución de la sentencia y que estaba escrita varios días antes.La policía así lo ha afirmado, después de un estudio grafológico que ha ievelado que la tinta con la que fue escrita la carta es seca y usada, por lo menos, una semana antes. De la carta, que es de despedida, se conoce sólo la primera frase: «Querida Nerina, dentro de muy poco me matarán. Os mando besos a todos.»
Elecciones administrativas
La campaña electoral para las elecciones administrativas, que recogerán el próximo día 14 cinco millones de votos en diversas ciudades de¡ norte de Italia, se con cluyó el domingo por la noche Estas elecciones parciales repre sentarán un sondeo importante para conocer la repercusión política del caso Moro en la base popular.En los discursos de los mayore líderes, desde Zaccagnini a Berlinguer y desde Craxi a Ugo la Malfa, estuvo presente la tragedia Moro y sus implicaciones políticas. El secretario de la DC Benigno Zaccagnini, que habló en Novara, dijo que «si la DC hubiese cedido a las BR habría traicionado la voluntad popular y abierto el camino hacia la aventura».
En la misma línea se mantuvieron los republicanos y cornu nistas. Berlinguer, que habló en Viterbo, afirmó que el terrorismo se vence con la «máxima solidaridad política y social» y con una acción policial no sólo mejor técnicamente, sino también con «distinta mentalidad».
El secretario del PCI se quejó de que en las investigaciones hubo no sólo «errores técnicos», sino también «vacilaciones frente a personajes y ambientes que se han manifestado en algún modo cómplices de los terroristas».
Polémico con el Partido Socialista de Craxi, Berlinguer afirmó que «sería irresponsable proponer hoy mayorías de gobierno distintas, cuyo único resultado sería dividir las fuerzas cuando lo imprescindible es la solidaridad democrática y popular».
Inmediata vino la respuesta dura de Craxi: «Los socialistas no pueden asociarse al triunfalismo de los salvadores de la República. La muerte de Moro sería una derrota de la República y de los principios humanos y civiles que inspiran su Constitución. »
La verdad es que Berlinguer teme que Craxi intente abrir una crisis de Gobierno, mientras los socialistas temen que el cadáver de Moro pueda significar un momento de autoritarismo en el país, o la firma del «compromiso histórico» con la DC, ya que en toda la historia del secuestro Moro, los comunistas se han presentado al país como los mayores defensores del Estado. Los democristianos les han seguido tan fielmente, que incluso críticos empedernidos de la DC como Eugenio Scalfari, director del diario romano social-radical La Repubblica, ha confesado que esta vez el partido de Aldo Moro «no ha desilusionado al país».
Pero Craxi piensa que, en realidad, la DC está más de acuerdo con los socialistas, por su raíz cristiana, pero que tiene miedo de perder el apoyo de los comunistas en este momento tan grave para su partido. Los democristianos lo desmienten.
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