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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La pesada ligereza

La comedia, naturalmente, también está en crisis. Quizá más qué la tragedia o el drama. La comedia, generalmente, trata de presentar una acción o urios caracteres, desde un punto de vista determinado. Y este punto de vista contempla, expone, juzga, en definitiva, no desde la ética, la política, la moral o, en fin, las ideologías, sino desde un corpus más simple: desde las normas.Julio Mathias sabe eso y muchas más cosas. Ha rehuido curiosamente el término comedia y ha propuesto el de farsa. Lo ha dicho, pero no lo ha hecho. Casado de día... soltero de noche es una comedia organizada a partir de un ingenioso enfoque del famosísimo triángulo amoroso. La idea es buena y puede ser aceptada en esas horas leves, de evasionismo deliberado, en que la complicidad escenario-espectador es fruto del típico deseo de huida. Una meticulosa administración de efectos permite poco después, al púdico autor, negar los hechos aparentes y devolver a los dolidos enamorados al rosado campo de su sencilla felicidad. Mathias no aspira a más y hay que agradecerle una declaración de propósitos que queda a años luz de las habituales pedanterías. No nos engaña, y su texto, de gran rigor en la construcción y en los caracteres, de muy desigual calidad en el diálogo, desarrolla con puntualidad la propuesta del autor: castigar con el ridículo a un personaje que razona estúpidamente.

Casado de día

.. soltero de noche,de Julio Mathias. Dirección: Julio Mathias. Decorados: Moncho Aguirre. Intérpretes: Luisa Fernando Gaona, María Jesús Sirvent, José María Guillén y Carlos Larrañaga. Teatro: Reina Victoria.

¿Existe hoy el tipo de actor capaz de interpretar este género? Lo dudo. Las desviaciones naturales que los tiempos nuevos han traído al esquema tradicional de actuación, el abandono de ciertas técnicas antiguas y necesarias, la falta de una relación continuada entre profesionales y el olvido general de los rigores técnicos hacen que géneros de actuación leve y preciosa, como la comedia, estén desmantelados de grandes nombres profesionales. Carlos Larrañaga, por ejemplo, trata de recomponer y reconstruir la forma de actuación que la comedia requiere: se viste, se mueve, se comunica con sus compañeros; pero no se le oye, y su bajísimo tono entenebrece la representación. María Jesús Sirvent, en cambio, habla y vocaliza con claridad y prestancia; pero flota para mantener el equívoco de la historia, y adquiere así una dulzona y triste pasividad. Guillén manotea en un escenario demasiado grande para él. Luisa Fernanda Gaona saca algunas astillas brillantes de la inevitable criadita que abre la comedia con la inevitable escena informativa.

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