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Conclave del equipo español negociador con la CEE

En presencia del ministro de Relaciones con las Comunidades Europeas, Leopoldo Calvo Sotelo, se inició ayer el «Seminario de reflexión» sobre los problemas España-Mercado Común.El lugar del retiro, el hotel Le Lido, en la localidad de Rixensart, a quince kilómetros de Bruselas, parece idóneo para un trabajo profundo.

El temario es más sobrio que el panorama que lo envuelve. Se trata, para el equipo negociador español que dirige Calvo Sotelo, de despejar el terreno de las relaciones hispano-comunitarias.

Como puntos capitales se citan los análisis al documento de la Comisión Europea sobre la ampliación (denominado fresco) y la adaptación del contenido del acuerdo comercial de 1970, sin olvidar el proteccionismo de la CEE ni la posibilidad de iniciar nuevas acciones de cooperación antes de la adhesión.

Sobre el del llamado fresco de la Comisión Europea, que trata la visión de conjunto del ingreso de España, Grecia y Portugal al Mercado Común, los responsables españoles estudian, en Rixensart, los puntos débiles del informe de la Comisión.

Se destacará, posiblemente, el carácter más bien negativo del fresco, la ausencia de propuestas formales para acciones inmediatas de cooperación y, sobre todo, la falta de datos para el importante capítulo de la cooperación financiera entre la CEE y los tres candidatos. Será interesante conocer los resultados de la reflexión del equipo español, que podrían originar una especie de contra-fresco que plasme las iniciativas e ideas españolas, visto que el documento de la Comisión Europea se elaboró sin consultar a los candidatos.

Para la ampliación del acuerdo de 1970 -viejo tema que viene arrastrándose desde hace cinco años-, las reflexiones de Rixensart deberán aclarar cuál es la orientación de Madrid. ¿Presionar para liquidar cuanto antes ese contencioso con la CEE?, o, por el contrario, ¿dejar el tema en su actual vía muerta, a riesgo que los comunitarios lo resuciten en su día, complicando la tarea fundamental de las negociaciones de adhesión?

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La postura española, por el momento, es de ir adelante en un desarme industrial frente a la CEE (que pasaría del 24 % actual al 42 %, en términos de promedio), a cambio de la no discriminación agrícola de la exportación española hacia la CEE, en relación con los demás países del área mediterránea. En productos siderúrgicos, derivados del tratado CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero), España propone un desarme escalonado hasta el 30 %, pero no acepta, como es lógico, entrar en el capítulo de respeto de precios CECA hasta que no forme parte como miembro de la Comunidad.

El «conclave» de Rixensart puede aportar, también, precisiones sobre los rumores de tensiones en el equipo negociador.

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