La figura del "accionista-censor"
Recientemente ha llegado a mi Poder un escrito-circular suscrito por varios accionistas en el que se hace referencia a una serie de cuestiones que afectan a ese periódico al que estoy vinculado como accionista de PRISA, y se proponen diversos acuerdos, entre ellos el de nombrarme accionista-censor de cuentas del ejercicio de 1977. Desconocedor de la propuesta hasta el momento de recibir dicho escrito, me apresuro a dirigirle las presentes líneas, con el ruego de que tenga a bien hacer público que en mi calidad de censor jurado de cuentas tengo incompatibilidad para actuar como accionista-censor de cuentas, en razón del acuerdo adoptado en la Asamblea General Extraordinaria del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España, celebrada el día 13 de febrero de 1975, comunicada por circular número 9/75 a todos los miembros del instituto, acuerdo concebido en los siguientes términos:«Los miembros del instituto, en cualquiera de las categorías de numerario, supernumerario o adjunto, no podrán actuar como accionista-censor en las sociedades anónimas, debiendo renunciar a la designación si recayera en ellos, en aplicación de la ley que regula el régimen jurídico de las mismas.»
En mi condición de presidente del citado instituto, me permito aclarar que los miembros del mismo sólo pueden actuar como profesionales de la auditoría, es decir, como censores jurados de cuentas, nunca como aficionados o desconocedores de la profesión, a que equivale la extraña y desprestigiada figura del accionista-censor.
Catedrático de Hacienda Pública
