_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pi de la Serra: los tiempos han cambiado

Pocas horas antes de comenzar el primero de los tres recitales que realiza en el teatro Alcalá Palace, Quico Pi de la Serra comentaba que no existe crisis en la canço, que se canta más que nunca y que la gente de a pie sigue teniendo la misma (o muy parecida) actitudque antaño.El hecho es que sí han cambiado muchas cosas. El hecho es que el local estaba medio vacío, mientras hace poco más de un año se encontraba abarrotado. Sí, han cambiado muchas cosas, y lo peor es no querer enterarse.

El primer recital de Pi de la Serra es una buena ocasión para volver sobre la función de la canço o de cualquiera de las canciones populares de nuestro país. Mientras unos pocos cantantes de los históricos han conseguido superar mejor o peor, las formas que surgieron hace más de diez años y que respondían a las circunstancias de entonces, otros han confundido el fervor militante de sus públicos con una aceptación incondicional e in temporal de su estética.

Pi de la Serra estuvo, en realidad, como siempre, dio un repaso a sus canciones más conocidas y estrenó dos nuevas, lo cual, después de un año y medio, es un escaso bagaje. Vino sólo con sus guitarras y sus pedales, con su presencia agresiva y desmadrada y sus chistes socarrones. No estuvo mal: la gente le aplaudió y repitió dos canciones en una. Pero no es suficiente. Aquel aspecto militante de la canço va dejando paso a otros, estéticos y culturales, y ello no sólo en las músicas, sino también en los textos.

Y este es el aspecto más aprovechable en Pi de la Serra. Temas como Home del Carrer y algunos otros son interesantes, llenos de posibilidades no exploradas. Textos que reflejan la realidad cotidiana sin épica alguna, espejos subjetivos de un mundo irracional. Una temática, en fin, que puede y debe ser trabajada y pulida, como lo ha hecho en Francia George Brassens. A esto hace falta acoplarle no sólo nuevas músicas, sino, también, nuevos tratamientos a esas músicas, que superen los esquematismos habituales.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_