_
_
_
_
Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

¿A quién le importa Francis?

Tres intérpretes de base técnica aceptable, capaces de expresa el humor y la ironía, de buen control de voz, de fuerte subrayado gestero, un habilísimo y sensible decorador un director que irrumpió fulminantemente con promesas del oro y el moro; una comedia imbécil y la nada, el aburrimiento más profundo, el desinterés, la inacabable reiteración de escenas machaconas, repetitivas hasta la saciedad, calcadas sobre el viejo molde de la vieja comedia norteamericana y centroeuropea que fue un hallazgo clarificador hace veinte, treinta, cuarenta años y extinguió el ciclo de las parejas y los triángulos.¿Cómo vamos a admitir, a estas alturas, la comedia de boulevard si a estas alturas, entre otras cosas, ya no hay bulevares? ¿Qué sentido tiene para nosotros este género «sin peligro ni sorpresa» que aspira, todo lo más, a reelaborar combinaciones amorosas presentando la repintada vejez como un eco de la evolución de las costumbres? ¿Aspirando a una franqueza cínica restauradora de la muy anticuada comedia realista? No es posible. El mantenimiento de la relación clásica tan definitoria del género, sólo es posible apretando las líneas y los efectos, purificando los personajes y sobre todo, dialogando.

Querido Francis, de Ariel Cortazo

Dirección: Angel García Morervo. Decoración: Emilio Burgos. Intérpretes: Marisa de Leza, María Luisa Merlo y Alberto de Mendoza. En el teatro de la Comedia.

No hay un sólo instante en que anticuada o no esa fórmula del diálogo brillante relampaguee en el texto de Cortazo. El entrecruzamiento de los monótonos e inconmovibles personajes, el epidérmico choque de sus pequeños egoísmos, es un trote cansino sobre el duro terreno de una exposición sin interés y sin vida. Todo el movimiento de la comedia moderna está sostenido sobre algo que a Cortazo no le interesa nada: un humanismo nuevo. La comedia contemporánea lo ha buscado obligando al espectador a entrar en contradicción consigo mismo, a reír con el absurdo, a participar, incluso, involuntariamente. Cosas discutibles, claro. Pero que no permiten el salto hacia atrás.

Los esfuerzos de Leza, Mendoza y Merlo, gentes notables por otros trabajos, sirven de poco frente a un texto así. García Moreno, además, le ha dado un compás de grandes lentitudes que sirve para agravar la inanidad de los silencios, los gritos o las idas y venidas. Se trata de intérpretes simpáticos que tratan de hacer «su número» sacrificando los matices a la búsqueda de la risa o la sonrisa mecánica. Todo inútil. Sin intérpretes, ya se sabe, no hay espectáculo teatral. Sin texto, tampoco.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_