Supuesto miembro de ETA, entregado a la policía española por autoridades francesas

Vicente Aldálur Larrañaga, supuesto miembro del comando de ETA que destruyó en San Sebastián la sede de la organización patronal Adegui, refugiado en territorio francés en la misma noche del atentado, fue entregado a las autoridades españolas en el puesto fronterizo de Somport (Huesca), el jueves por la tarde, y actualmente se encuentra en la prisión de Jaca.Aldálur había solicitado refugio político a las autoridades del país vecino, tras haber declarado que no pertenecía a ninguna organización partidista y que los motivos del atentado eran puramente laborales. Como se recordará, la colocación de un potente artefacto de goma-2 en Adegui, en la noche del 12 de marzo, coincidió con el final de una huelga de 80.000 metalúrgicos.

Aldálur Larrañaga, de veintidós años, natural de Cizurquil y vecino de Azcoitia, resultó herido de cierta gravedad como consecuencia de la explosión anticipada del artefacto. Cuando intentaba huir con un vehículo Seat- 127 se estrelló contra una valla, apoderándose a punta de pistola de un taxi que se detuvo para auxiliarle. Aldálur obligó al taxista a conducirle hasta el puesto fronterizo donde le hizo descender del vehículo y, sangrando abundantemente, tomó él mismo el volante. Con el taxi lanzado a toda velocidad contra las vallas del control de fronteras, consiguió internarse en territorio del Estado francés donde fue detenido a la altura de San Juan de Luz.

Al parecer, la expulsión de Aldálur se ha producido por «entrada ilegal» en Francia y ahora se encuentra en la prisión de Jaca, donde el juzgado ha iniciado diligencias. Según uno de los abogados encargados por la familia de la defensa de Vicente Aldálur, este juzgado ha puesto al detenido a disposición del juzgado número uno de San Sebastián, que había dictado orden de búsqueda y captura a raíz del atentado contra Adegui.

En medios próximos a los refugiados vascos que aún permanecen en territorio francés, ha causado una profunda impresión la entrega de Aldálur Larrañaga a las autoridades españolas. Sus abogados interpretan este hecho como un precedente peligroso para todos los exiliados políticos.