Campañas en contra de las vacunaciones obligatorias

Hace poco más de un año los padres de una niña británica, que sufre una deficiencia mental producida por una vacuna contra la tos ferina, se querellaban contra el Gobierno de su país, contra la firma británica que fabrica la vacuna y contra el médico que la recetó. La pequeña, Jacqueline Eratt, había sido vacunada con una vacuna triple contra la tos ferina, tétanos y difteria. Como consecuencia de ello sufrió un derrame cerebral que le ocasionó un derrame cerebral permanente.Más casos

El abogado que presentó la querella en nombre de la familia dijo que el caso sería una prueba definitiva para otros quinientos niños afectados en su país por el mismo mal. deficiencias producidas por la vacuna contra la tos ferina. La firma productora de la vacuna es Lister Institute Preventive Medicine, que vende todos sus productos al Gobierno para ser suministrados a través del Servicio Nacional de Salud Pública.

El caso no es único. Trescientos médicos franceses Y belgas firmaban en abril de 1976 un manifiesto pidiendo la supresión de la obligatoriedad de vacunarse contra la viruela. Representaban la protesta de ciertos sectores de opinión europeos que consideran que debe vacunarse sólo quien quiera, estimando que los riesgos y los costos de la vacunación, en un país desarrollado no compensan los riesgos.

Los médicos firmantes recordaban que, desde hace varios años, Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá y Alemania del Oeste han recomendado la fórmula de la libertad a la vista de una vacunación que presenta numerosos riesgos secundarios. entre los cuales deben contarse alergias, trastornos nerviosos e incluso encefalitis.

Sin embargo, no opinan así los organismos sanitarios de numerosos países que, a pesar de esos riesgos, consideran la vacunación obligatoria y masiva como algo más que justificado. La respuesta de los organismos sanitarios franceses, ante la petición de los citados trescientos médicos, afirmaba que, mientras la Organización Mundial de la Salud no aconsejase lo contrario, la medida continuaría siendo obligatoria en Francia.

Precisamente este organismo, la OMS, prepara una gran campaña que prevé que en el año 1990 todos los niños del mundo estén vacunados contra las enfermedades básicas, esas plagas que en el pasado segaban millones de vidas generación tras generación.

Frente a resistencias y temores no justificados, según los responsables de estos organismos sanitarios y frente a la aprensión e incomodidad de madres y familias que temen ver a sus hijos en manos de médicos o en ambulatorios y sanatorios, los responsables de la salud mundial piensan que la única manera de erradicar del planeta males como la difteria, la tos ferina, el tétanos, la tuberculosis, la poliomielitis y el sarampión es la vacunación masiva. Una planetaria vacunación que lograría, según los expertos, que las generaciones de seres humanos del futuro no conozcan jamás esas enfermedades. Queda ahí. sin embargo, la protesta de los que piensan que no es la vacunación masiva, ni menos obligatoria, la vía para lograr un objetivo tan esencial de la Humanidad.