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Difíciles conversaciones entre alemanes y norteamericanos sobre temas nucleares

En una visita sorpresa llegó ayer jueves a la capital de Alemania Federal el subsecretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, que se entrevistará en Bonn con el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Hans-Dietrich Genscher, y hoy, con el canciller federal, Helmut Schmidt.

En el centro de estas inesperadas consultas -Christopher había llegado el miércoles a Ankara para mantener conversaciones con las autoridades turcas- se encuentran indudablemente las consecuencias de la nueva ley americana sobre proliferación de de armas nucleares (Nuclear Weapon Proliferation Act) y el estado actual de las negociaciones entre Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sobre la introducción de la discutida bomba de neutrones en los países europeos de la Alianza.La ley norteamericana sobre proliferación de armas nucleares, aprobada por el Senado de Estados Unidos el pasado 9 de febrero y firmada por el presidente Carter el 10 de marzo, ha creado un factor de inseguridad sobre el abastecimiento de uranio enriquecido a la República Federal de Alemania.

Un tercio de los suministros de uranio ligeramente enriquecido y la casi totalidad del altamente enriquecido que recibe Alemania Federal procede de Estados Unidos. Los norteamericanos exigen, en virtud de la nueva ley, que se firmen nuevos acuerdos de abastecimiento con sus clientes con rigurosas condiciones de seguridad. La ley prevé también un derecho de control e inspección, por parte de Estados Unidos, sobre las instalaciones nucleares a quien suministra el uranio enriquecido.

Ya a la aprobación de esta nueva legislación habían precedido presiones norteamericanas sobre la Comisión Europea para negociar un nuevo acuerdo. El actual está vigente desde el año 1955, pero no impone a Estados Unidos la obligación del suministro.

Esta no es, sin embargo, la opinión que sustenta el Gobierno alemán. La visita del subsecretario de Estado norteamericano tiene como objeto precisamente fijar cuáles son las intenciones de Estados Unidos en este sentido.

Las consultas que el enviado especial norteamericano sostendrá en la capital de Alemania Federal deben ser situadas en la perspectiva de la reunión de jefes de Gobierno y de Estado que los países de la Comunidad Económica Europea celebrarán el próximo 4 de abril en Copenhague. En esta reunión, los dirigentes de los países europeos deberían llegar a una postura común frente a la nueva ley y las exigencias norteamericanas en materia de suministro nuclear.

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La bomba de neutrones

El segundo tema que trae Warren Christopher en la cartera es el problema de la llamada bomba de neutrones. Según una noticia publicada en la prensa norteamericana, desmentida posteriormente, las conversaciones entre la OTAN y Estados Unidos para negociar la introducción y almacenacimiento de la bomba de neutrones en Europa habrían sido interrumpidas por decisión del presidente Carter.La noticia fue considerada aquí como una «indiscreción controlada», destinada a forzar una posición política clara de los Gobiernos interesados. Los holandeses parecen tener las mayores dificultades, como consecuencia de la resolución de su Parlamento, que no obliga al Gobierno, en contra del arma. Pero aunque el Gobierno alemán es favorable a su introducción, una cierta prudencia política le es necesaria. Una toma de posición abierta podría provocar una reacción brusca en el Partido Socialdemócrata, sólo moderadamente favorable a la nueva arma como ya mostró el pasado congreso del partido en Hamburgo. Pero es esta clara decisión política, y sus efectos sobre los demás aliados de la OTAN, lo que desean precisamente los norteamericanos.

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