Los trabajadores de Babcock solicitan al Gobierno la incautación de la empresa

En una asamblea informativa realizada ayer por los 94 trabajadores de Babcock -comité de fábrica y consejo de delegados en pleno-, que desde el viernes permanecen encerrados en la iglesia de Santa María, de Sestao (Vizcaya), los reunidos pidieron a Juan Iglesias, titular de Trabajo del Consejo General Vasco -que estaba presente-, que apoye la petición de incautación urgente hecha al Gobierno por los representantes de los trabajadores.Informaron los dirigentes obreros de la fábrica a Juan Iglesias y a los periodistas bilbaínos que la empresa Babcock Wilcox se halla en estos momentos al borde de la quiebra. Según datos hechos públicos en la reunión, Babcock está perdiendo en la actualidad un promedio de veinticinco millones de pesetas diarios. Señalaron los trabajadores que para hacerse una idea de la situación real de la empresa basta recordar que Babcock -fundada hace sesenta años- fue durante el período entre 1950 y 1965 una de las factorías más productivas de Vizcaya, económicamente hablando. En 1965, una acción -según las mismas fuentes- tenía un valor de 1.600 duros.

Consideran los trabajadores que ante este panorama el Gobierno debe tomar cartas en el asunto, e incluso incautar la fábrica antes de que ésta entre en una situación irreversible. «El Gobierno ha reconocido que Babcock es una empresa necesaria para el país, y la dirección de la empresa se ha declarado incompetente para sacar a la misma de su crisis. Esas son, pues, dos razones mínimas exigidas en los casos de incautación. Con ello se evitaría la desaparición de la empresa.»

La incautación de Babcock no significa para los trabajadores una solución al problema, sino un medio de defensa y de contención de la inminente quiebra. «Luego habría que ver si interesa que la empresa vuelva a manos del capital privado o si es preferible nacionalizarla.»

Informaron los trabajadores de Babcock que se pensó que con el crédito de 1.500 millones logrado por la empresa el 12 de diciembre -empleado fundamentalmente para pago de atrasos de salarios-, la situación de la factoría podría mejorar. «Durante este tiempo habíamos mantenido negociaciones con la dirección de la empresa y el equipo económico del Gobierno para buscar una salida a la crisis. Cuando estábamos en el buen camino se ha cambiado el equipo económico. Ahora hay que comenzar de nuevo todo.»

Para el próximo día 20 tienen prevista los representantes de los trabajadores de Babcock una entrevista con el ministro de Industria. En la misma, además de informarle sobre la situación de la empresa, le pedirán de forma oficial la incautación de la misma. En la asamblea de ayer, los 94 encerrados pidieron a Juan Iglesias la mediación del Consejo General Vasco para que en su reunión del miércoles con Suárez presionen al Gobierno a adoptar tal decisión.

El titular de la cartera de Trabajo prometió su apoyo y anunció a los presentes que el Consejo tiene previsto llevar a cabo, en breve, un plan de empleo para todo el País Vasco. «Un plan -señaló- en el que intervendrán las consejerías de Hacienda, Economía, Industria y Trabajo.»

Para reforzar las negociaciones que los representantes de los trabajadores de Babcock llevarán a cabo en Madrid con el ministro de Industria se anunció ayer que se prepara una verdadera campaña de acciones, que podrían tener su comienzo con una manifestación «monstruo» en Bilbao, con el apoyo de todas las centrales sindicales.

Finalmente, los trabajadores de la citada empresa anunciaron a los periodistas que el viernes se hizo entrega a la Mesa del Congreso de una interpelación sobre el problema de Babcock, que es apoyada por las minorías catalana y vasca, Grupo Mixto, PSOE, PC y el diputado de UCD Juan Echevarría Gangoiti, a título personal.