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Un policía asesinado y otro herido muy grave, en un atentado producido en Vallecas

Un policía armado resultó muerto y otro herido gravísimamente como consecuencia del atentado cometido ayer por la tarde contra una patrulla de vigilancia de barrio en la calle Manuel Pérez, de Vallecas. El atentado, ocurrido hacia las cuatro y cuarto de la tarde, fue realizado por tres personas que dispararon sus armas desde un automóvil Seat 131. Cuando los dos policías se hallaban tendidos en el suelo, abatidos por los disparos, dos de los ocupantes del coche bajaron de él y uno de ellos disparó en la cabeza al policía Félix García. Tras recoger las armas de los agentes se dieron a la fuga. En el lugar del suceso aparecieron después casquillos de bala de 9 milímetros Parabellum.

Según la información que a lo largo de la tarde se recibió en la Ciudad Sanitaria Provincial Francisco Franco, adonde fueron llevados Félix García Alvarez y Manuel Vázquez Blanco, integrantes de la patrulla que fue tiroteada, el atentado se produjo cuando los dos miembros de la Policía Armada se hallaban frente al número 96 de la calle Manuel Pérez, en el pueblo de Vallecas.Unos metros, más lejos el automóvil sufrió una pequeña colisión y los tres desconocidos lo abandonaron. A punta de pistola se apoderaron de un Seat 127, matrícula M-5181-BH, en el que huyeron. La dotación de un coche-patrulla recogió a Félix García, ya en estado agonizante, y le trasladó a la Ciudad Sanitaria Provincial Francisco Franco, en donde ingresó cadáver a las cinco menos veinte.

«Tenemos que morir como perros. Les han matado los comunistas o San Pedro, pero les han matado.» Las primeras respuestas de los miembros del coche-patrulla que trasladó al policía muerto fueron hechas con rabia. Poco después empezaban a llegar otros coches-patrulla mientras un policía armado, llorando, sacaba la ropa del policía fallecido. « La pistola se la han llevado ellos», fue lo único que pudo decir.

Un cabo primero confirmaría que Félix García, miembro de la Tercera Compañía de la 16.ª Bandera había muerto. Tenía cuatro balazos en la espalda y otro en la cabeza.

Su compañero, muy grave

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Las noticias del policía herido gravemente se limitaban a que había ingresado en el equipo quirúrgico de Vallecas. «Muy grave, quizá ya haya muerto», comentó el primero de los suboficiales que se presentó en el hospital. Minutos más tarde, las radios de los coches-patrullas pedían voluntarios que se trasladaran al citado centro sanitario para realizar transfusiones de sangre del grupo 0 positivo y negativo.

Sobre las cinco y veinte, en una ambulancia del Ayuntamiento, fue trasladado Manuel Vázquez hasta el Francisco Franco. La presencia de policías en el pasadizo de acceso al Departamento de Urgencias era masiva. «Martín Villa tenía que estar aquí. A que por estos asesinatos no hacen manifestaciones. » Otros policías armados, más tranquilos, intentaban calmar al resto. «Y nos habían avisado. Hace unos días llamaron y nos dijeron que iban a matar a una patrulla de la policía en Vallecas.»

El coronel Rafael Patero, jefe de la Primera Circunscripcion, acompañado por el teniente coronel y varios jefes de la zona, acudió al hospital. Después de ver al policía muerto y preguntar al equipo médico por el estado de su compañero, el comandante Company requirió los datos del atentado y se los facilitó a los periodistas que se encontraban en el exterior del edificio.

Según la primera impresión, Manuel Vázquez, en período de prácticas en la comisaría de Vallecas, tenía tres heridas, dos con entrada y salida del proyectil en hemitórax y brazo, y una tercera en la nalga derecha, después de que la bala hubiera lesionado el riñón. Tanto él como su compañero estaban solteros.

El coronel Patero manifestó a EL PAIS que «en estas circunstancias no puedo decir nada». Entretanto la Jefatura Superior de Policía daba instrucciones a todos los agentes de Policía Armada para que extremaran las precauciones.

Momentos de nerviosismo

A lo largo de las dos horas en que numerosos policías acudieron para saber noticias sobre las víctimas del atentado, se produjeron varios momentos de tensión, en especial cuando ingresó el policía herido y cuando sacaron el cadáver de Félix García.

Con permiso de un jefe de la Policía Armada los redactores gráficos pudieron hacer varias fotos del cuerpo cubierto con una manta. Fue en ese momento cuando un policía armado dijo: «Ya está bien, ya tienen sus fotos, márchense.» Esta frase coincidió con una crisis nerviosa de un inspector que se encontraba a pocos metros. El gesto de los fotógrafos de ver lo que pasaba y la advertencia de que no sacasen fotos fue seguida de una discusión entre Jacinto Maíllo, fotógrado de Efe, y el policía armado que daba por terminada la información.

A pesar de que un capitán intervino para separarles, se produjeron momentos de confusión seguidos por la persecución del fotógrafo, a quien un policía golpeó y arrebató el carrete.

A las siete de la tarde continuaba la operación quirúrgica en la que se esperaba salvar la vida de Manuel Vázquez.

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