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Dimite el ministro de Defensa de Holanda, contrario a la bomba de neutrones

Tras la dimisión, el pasado sábado, del ministro de Defensa, por oposición a la fabricación de la bomba de neutrones, y por la manifestación de unas 40.000 personas que durante el fin de semana protestaron por la ampliación de la central de enriquecimiento de uranio Urenco, cuya producción servirá a la exportación de unas 2.000 toneladas de uranio enriquecido a Brasil, los holandeses se encuentran en plena polémica nuclear.

El ministro holandés de Defensa, Roelof Kruisinga, presentó su dimisión al primer ministro Andreas Van Agt y a la reina Juliana, por considerar que la intención de aprobar, por parte del Gobierno holandés, la fabricación de bombas de neutrones, en el contexto de la defensa occidental de la OTAN, era contrario a los principios electorales expuestos en su día por la formación demócrata-cristiana, actualmente en el poder, en coalición con los liberales.

Se trata de la primera crisis grave del nuevo Gobierno, en función desde hace sólo 75 días. El ministro de la Defensa quería que el Gobierno se declarara oficialmente contra la fabricación de la bomba de neutrones. La respuesta del gabinete, principalmente del ala liberal, fue que era necesario consultar con los demás países de la OTAN antes de decidirse en pro o en contra de la tan polémica nueva arma nuclear, que elimina la vida humana dejando intactos edificios y construcciones.

En el seno de los quince países miembros de la OTAN tres países -Noruega, Islandia y Dinamarca- se muestran contrarios a la fabricación de la bomba de neutrones.

Como es sabido, ante la actitud reservada de los Gobiernos europeos ante la nueva Arma, Estados Unidos decidirán, unilateralmente, en fecha próxima, la puesta en marcha del programa de elaboración de la denominada también bomba limpia de neutrones.

Manifestación monstruo

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Siempre en relación con el sector nuclear, los holandeses protagonizaron también el sábado una manifestación monstruo de más de 40.000 personas, en Almelo, protestando por la extensión de la unidad de producción de enriquecimiento de uranio del programa Urenco, en que cooperan Holanda, Gran Bretaña y la República Federal de Alemania.Urenco cuenta con un pedido en firme de 2.000 toneladas de uranio, con fines «pacíficos» para las centrales nucleares brasileñas. El pedido será suministrado a primeros de 1981. Existen muchos temores entre los partidos holandeses de izquierda, de que el uranio enriquecido no sea desviado por parte de Brasil hacia otros destinos que los de producción de energía atómica.

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