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Carabanchel

Detalles de calidad y una faena de Sánchez Puerto

Sánchez Puerto confirmó en Carabanchel que es un buen torero. Si el triunfo no llegó hasta el sobrero, la culpa fue de un ganado mansurrón, y con poca casta, terciado y flojo de remos, además. Sánchez Puerto venció la papeleta de matar siete novillos por los caminos del arte, del oficio y de la variedad. No fue una actuación perfecta ni mucho menos, pero todo lo que hizo llevaba el sello de la torería. Estuvo frío a veces, faltó quietud otras y con la espada hubo precipitación, no vació y la muleta tapaba la cara. Tampoco manejó la izquierda.Al primero lo toreó bien a la verónica, no se acopló en el quite, e hizo una faena correcta, un tanto fría, que acabó con unos toreros muletazos a dos manos. Al segundo le dio unas magníficas verónicas de rodillas y de pie, chicuelinas corridas para llevar al novillo al caballo y dos hermosos faroles. La faena, a medía altura por la poca fuerza de la res, no pasó de correcta. Al tercero, un manso que se aquerenció en tablas, no logró sacarlo de allí, aunque lo intentó con los clásicos pases de tirón. En el cuarto toreó con la muleta a dos manos, con temple y gusto. Destacaron un hermoso trincherazo y dos series templadas con la derecha. Con el quinto, un verdadero mulo, abrevió. En el sexto, protestado por su absoluta falta de trapío y manifiesta cojera, abrevió también. Al sobrero lo recibió con una larga cambiada a porta gayola y otras dos en el tercio. Comenzó la faena con unos muletazos de rodillas por alto, dos preciosos por bajo y de pie un sensacional pase de pecho. Hubo dos templadas series con la derecha y el remate del de pecho hondo. Bajó mucho en los naturales, apenas empleó la zurda, y volvió a elevar el tono de la faena en sus personalísimos muletazos a dos manos.

Pieza de Carabanchel

Inauguración de la temporada. Novillos de Juan Mari Pérez Tabemero: terciados y flojos; nobles, primero, segundo y séptimo; sin casta, los demás. Sánchez Puerto, único espada: ovación y saludos. Palmas y saludos. Silencio. Vuelta. Silencio. Silencio. Dos orejas en el sobrero, que regaló. Ernesto Sobrino colocó al tercero un expuesto par al sesgo.

Sánchez Puerto triunfó a la última, pero con el actual panorama de la fiesta, toreros con su arte y bien aprendido oficio hacen falta y merecen un puesto destacado.

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