_
_
_
_

Vilallonga criticó a la aristocracia y a los gobernantes españoles

Con grandes elogios a la institución monárquica y fuertes críticas a la aristocracia que colaboró con el franquismo, así como a los actuales gobernantes españoles, José Luis de Vilallonga disertó ayer sobre el tema Exilio dorado. Asistieron a la conferencia, entre otras personalidades, Antonio de Senillosa, que hizo la presentación del ponente, -José María de Areilza- José Antonio García Trevijano y numerosas personas vinculadas a lo que en su día constituyó la Junta Democrática de España. José Luis de Vilallonga se consideró «un lagarto especial que nunca cambió de piel y, con los tiempos que corren, la cosa tiene su ángel. Pienso como en 1940 y me considero un liberal escéptico. Me considero más simpatizante del hombre de izquierdas, que es generoso y abierto a la utopía, que en el hombre de derechas, que es brutal y simplista, egoísta, defensor de sus intereses y de los de su casta».

Refiriéndose a su exilio dorado, distinto del de tantos miles de españoles que tuvieron que ir a países de lengua y cultura desconocidas, en condiciones humillantes, dijo: «Debo al franquismo, mucho, el haber pasado 33 años de mi vida en uno de los países más cultos del mundo, desarrollando mi carrera, adquiriendo cierta notoriedad y pasando muchas horas felices. La verdadera patria es aquel lugar donde uno vive rodeado de personas con la que la convivencia sea un placer».

Monarquía y aristocracia

Sobre la Monarquía manifestó que «el riesgo de estas formas de Estado es la persona de los soberanos, pero, si la Constitución es buena, lo que importa es que el Estado exista. España dejó de ser monárquica durante los primeros años de la dictadura de Primo de Rivera. Siguió sin ser monárquica durante la monarquía absoluta de Franco, monarquiagazapada y gallega en el disimulo orgánico, y pasó un período difícil desde la muerte del general hasta la abdicación del conde de Barcelona.Refiriéndose a la aristocracia dijo que nadie «vio a los grandes de España y a los vistosos condes acompañar a Alfonso XIII en su última noche ante el destierro». Recordó el consejo que invita al Rey a «cerrar la puerta de su casa a la llamada de gente bien y rodearse de gentes cultas y sencillas que le traigan el aire de la calle. La aristocracia, salvo muchas y honrosas excepciones, sirvió al franquismo con celo desmedido. Si la aristocracia fuera un club, teniendo en cuenta los miembros que han entrado últimamente, yo me daría de baja».

Al describir el panorama de la España actual, afirmó que «ya no era la España de los años veinte, cuando los españoles eran unos seres esotéricos, hidalgos, borrachines o pecadores sin miedo y algo asesinos, pero de frente, sino una España con más gentes prudentes, engoladas, leguleyas, e incluso algunos terroristas, es decir, asesinos cobardes. El Parlamento no representa al país y los gobernantes pierden credibilidad. Nos gobiernan los amigos de los amigos del amigo principal», aludiendo a una especie de club de abulenses y segovianos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_