La libertad de enseñanza y el agustinismo político
Según un sondeo practicado por IFOP entre los franceses, el pasado 2 de febrero -por tanto en vísperas electorales- un 70% se declara totalmente opuesto a la nacionalización de la enseñanza y partidario de la libertad escolar, e incluso un 19% llegaba a afirmar que no dudaría en modificar las intenciones de su voto y un 13% entre los electores o mil¡tantes socialistas y un 8% entre los comunistas, manifestaron durante el sondeo su reticencia ante la postura de sus partidos frente a la enseñatiza libre. El profesor Pierre Chaunu estima que el conformismo de católicos y protestantes, sobre todo de estos últimos, con el socialismo y el comunismo, y concretamente con la cuestión de la nacionalización de la enseñanza, pero también el conformismo de tantos otros franceses que siempre han mostrado su, susceptibilidad en el plano de las libertades ha sido el resultado de lo que «la intelligentsia manejada y amplificada por los medios de comunicación ha programado y proclamado incansablemente desde hace treinta años», y que sólo recientemente una «nueva generación se levanta cansada del discurso monocorde de los doctores de la escolástica marxista y freudiana». ¿Llegará a tiempo de hacerse oír?Los resultados de la encuesta arriba citada indican, sinembargo, que los franceses han reaccionado por su propia cuenta y han vuelto a adoptar una postura laica frente al nuevo agustinismo político subsumiendo toda realíEsto es lo que ha sucedido, en realidad, y, si ese rechazo de la enseñanza nacionalizada se ve confirmado el 20 de marzo próximo, podrá decirse ciertamente que el espíritu de la revolución y el espíritu laico, y por tanto, la democracia y el individuo, habrán vuelto a triunfar. La izquierda francesa, en efecto, específicamente en este plano de la enseñanza, tiene los mismos propósitos confesionales y de unidad de creencia que la vieja Iglesia, se presenta como una teocracia o un agustinismo político subsumiendo toda realidad en su «teologia», es decir, en su ideología salvífica que aportará el mundo la redención y la justicia. Esto es lo especifico del marxismo y en este sentido es como, por ejemplo, Philippe Sofiers tiene razón cuando escribe que «los católicos han sido siempre marxistas sin saberlo», es decir, en cuanto para salvar -y dominar- han echado mano de la inquisición y la cruzada, que naturalmente no están en el Evangelio. Y a los comunistas se ha unido, más tarde, el socialismo francés, que ha roto su propia tradición liberal y la tradición social-demócrata o del laborismo de los países de cultura protestante. Juntos, han formado, están formando una Iglesia a lo Ancien Régime, esa teocracia o agustinismo Político que tiene que redimir todas las conciencias con su ideología salvadora.
Laicismo
El lacismo representó después de la Revolución francesa la lucha por escapar de ese teocratismo, de la unidad de pensamiento y de la esclavitud intelectual por medio dé¡ «manual» o catecismo memorizable y absoluto. La lucha por una sociedad pluralista y democrática, liberal, en la que el hombre pueda seguir diciendo «yo» sin mentira, porque se le respeta su perfecto desenvolvimiento incluso para el error o en el error. La lucha por la existencia de ideas y cosmovisiones distintas y opuestas a la que se define a sí misma como única salvadora. El laicismo es la posibilidad de diversidad y de herejía y de poder educar en ellas a las nuevas generaciones. El nuevo lacismo tiene que luchar, entonces, contra el nuevo agustinismo político de¡ Estado convertido de nuevo en Iglesia, que naturalmente garantiza la gratuidad de la enseñanza o, mejor dicho, de la seducción de conciencias y de su estructuración cerebral en las verdades oficiales. El insobornable republicano o eljansenista y el calvinista que hay en el francés han saltado o están saltando, si hacemos caso a la encuesta de IFOP, para decir «no» a la nueva catequesis gratuita.
Mañana por la mañana va a darse esa misma apuesta sobre la enseñanza en España y mi pregunta es ésta: ¿va a seguir siendo «marxista» estecatólico español -católico siquiera de mera cultura y costumbre- que tantos siglos ha llevado siéndolo sin saberlo? ¿Dónde están aquí nuestras defensas de libertad en, tradiciones liberales, republicanas, jansenistas o protestantes? Lo que veo en mi entorno, sólo me da miedo: repeticiones escolásticas de ilustres mentes pontificales, ampliadas por los mass media. Todas ellas versan sobre la catequesis gratuita de la que siempre fue aquí partidaria la vieja Iglesia, y son demasiadas gentes las que me parece que abren la -boca impresionadas.
Pero el dilema es éste: o enseñanza libre o no habrá una sociedad pluralista ni el hombre pervivírá en cuanto tal, sino como un borrego catequizado. El asegurar para todos una enseñanza libre es el primer deber de un Estado laico y no teocrático. Las cuestiones de dinero son puramente técnicas y sólo hipócritamente puede hacerse una cruzada de los pobres contra la enseñanza libre. El simple hecho de ser cruzada ya indica quiénes son los que están detrás: los salvadores. Y Dios nos libre de los salvadores. Ni un verdadero laico ni un verdadero cristiano -que son la misma cosa- quieren nada con estds caballeros.
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