La grúa es de derechas
Sencillamente, no hay derecho a ver lo que está ocurriendo y a seguir sin reaccionar ante el descaro y la falta de ética con que están actuando los jornaleros de la grúa municipal. Lo mismo da que vayan guardias municipales dentro de la grúa o que vayan vestidos con su mono característico.Personalmente, ya fui víctima de la voracidad del sistema. En menos de cinco minutos dejé el coche en un lugar que no estorbaba lo más mínimo, y cuando vuelvo a recogerlo ya dos jóvenes tenían puesto el gato debajo del automóvil. Discuto inútilmente con ellos, me re miten a un guardia cercano que me remite, a su vez, a otro. Este último, me lee el artículo que justifica cobrar la multa; les refuto de la manera más cívica y sensata. Todo inútil. Aseguro que no he visto mentes más obtusas, más atadas a la letra de un código y con menos capacidad de interpretar el espíritu de la ley y el de su misma función municipal. Otro día le pasa otro tanto a un familiar tuyo, otro día a un amigo, y a otro. Y así, casi todos los días.
Siendo intolerable este acoso de un procedimiento que nació para retirar a lo sumo los coches que claramente impidieran el tráfico, es todavía más escandaloso el modo de proceder que tienen estos señores, que en muchos casos rozan, a mi parecer, el auténtico atropello ciudadano, llegando a algo así como a una especie de «robo con uniforme». Cuatro veces al día viajo por la carretera de La Coruña. El trajín de la grúa que va y que viene es impresionante. He observado, sin embargo, que casi siempre, por no decir siempre, los únicos coches retirados son coches modestos, más bien de tipo popular. Nunca he visto que la grúa lleve a cuestas coches lujosos, coches de magnates y poderosos. Todo parece indicar que el buitre de la grúa tiene órdenes precisas de merodear y cazar tan sólo por los barrios populares. Me muevo bastante por el barrio de Salamanca, donde abundan los malos aparcamientos, las dobles filas; sin embargo, nunca he visto la grúa ni por Serrano, ni por Velázquez y sus aledaños.
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