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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

A favor de los funcionarios de la AISS

Mediante una carta titulada «Contra los nuevos funcionarios de la AISS», publicada hace poco, se vertieron tal cantidad de inexactitudes y afirmaciones carentes de fundamento, por demás demagógicas, que me ha sido imposible resistir a contestarlas.En primer lugar, el colectivo de funcionarios es alrededor de 30.000, no de 45.000, y tan sólo un sector muy reducido ha efectuado esas que denominan «oposiciones fantasmagóricas». en concreto aquel personal que no se presentó o que fue contratado con posterioridad a las anteriores oposiciones celebradas hace año y medio aproximadamente.

Y como veo que se ignora. diré que la validez de esas oposiciones se encuentran sub judice, aún no han tenido confirmación definitiva.

En segundo lugar, se afirma que los trabajadores sindicales no fueron contratados ni trabajaron para la misma finalidad que los funcionarios de la Administración Civil del Estado, pues aquellos estuvieron al servicio de una ideología determinada.

Por deducción lógica, resulta que todos los funcionarios de la Administración española ideológicamente son franquistas, y en consecuencia deben ser depurados, puesto que sirvieron a sus intereses.

Pero no, se confunde la función con el órgano, y realizar unas funciones en un organismo, sea cual fuere no significa comulgar con las ideas de aquél que lo rige, y máxime cuando dichas funciones son las mismas a realizar sea cual fuere el Gobierno que las controle.

En cuanto a que los funcionarios sindicales pasan con mejores condiciones económicas y de cuerpo es totalmente errónea, ya que éstos funcionarios integrarán un cuerpo aparte y a extinguir. Todo ello sin contar con la cantidad de pluriempleados existentes en los Ministerios gracias a la jornada que les concedió el franquismoy negó a los funcionarios sindicales, que gozaban de un horario consistente en salir a las ocho de la noche de sus trabajos, sin posibilidades de pluriempleo o de horas extras. Por todo ello invito a que todo aquél que no sirviera al franquismo como funcionario a que tire la primera piedra.

J. M. Sánchez

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