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Los Reyes de España comienzan hoy una visita oficial a Austria

Hacia las tres de la tarde de hoy llegarán al aeropuerto de Viena los Reyes de España, para visitar oficialmente Austria durante cuatro días. Desde hace 264 años no recorría las calles de esta capital ningún monarca español.

Los Reyes se encontrarán hoy en Austria, que desde que dejó de ser el «imperio de todo el mundo» (cuyas siglas latinas de tal definición eran AEIOU) a principio de siglo, ha tenido que hacer frente a ocho factores históricos principales que han preformado su actual fisonomía de nación pacífica, neutral, equilibrada y socialmente considerada de gran interés. Estos factores históricos son la caída de los Ausburgo, una guerra civil, el desmembramiento del imperio, la anexión de la Alemania nazi, previa la, ocupación por los hitlerianos, la siguiente ocupación por los vencedores de la guerra, con división en sectores «a la berlinesa» y la creación de un estatus en 1955 por el que el pequeño país alpino y danubiano se convertía en nación neutral.Este último factor, unido al carácter pacífico y abierto de los austriacos, más las bellezas naturales del país, han determinado a Austria también en su actividad política.

Austria es un país con un tolerable- índice de desempleo (solamente un 1,8%); goza, además, de una posición aún relevante dentro del mercado turístico y padece una inflación de sólo el 5,7%, ligeramente superior a la alemana. Sin embargo, el nuevo año ha comenzado con un signo de alarma para los 7,4 millones de austriacos. La tasa al valor añadido ha crecido este mes de enero de un 18 a un 30%. Los austriacos suelen decir que «cuando Alemania siente húmeda su nariz, Austria se acatarra», para indicar que el poderoso vecino del norte suele influir en muchas reacciones políticas del sur. La subida de los impuestos en ambos países de habla alemana se ha planteado paralelamente, aunque la tasa austríaca vaya por delante. Como la RFA, Austria reúne en su Parlamento a tres fracciones: socialdemócrata, democristiana o populista y liberal. Como en Bonn, también en Viena gobiernán los primeros, pero con las manos libres, ya que en Viena no existe alianza co n los liberales.

Gracias a esta circunstancia, el canciller Kreisky y su ministro de Finanzas, el eficiente Androch, han logrado poner en marcha un relativo control de inversiones y mantener en un nivel ínfimo el nivel de paro muy poco por encima de los de Suecia y Suiza. Esto obliga a una generosidad estatal que los sectores conservadores consideran excesiva. Uno de cada cuatro austríacos trabaja para el Estado y este corre con los platos rotos: la financiación de la Opera vienesa le significa al Gobierno más de cuatro millones de pesetas diarios y los créditos empresariales para mantener el actual nivel de empleo representan un desembolso a cargo de la Administración por valor de 1.620 chelines cada hora. El turismo, hasta ahora gran nivelador de la deuda exterior, se encuentra en declive desde 1975. Este sector se beneficiará de un acuerdo hispano austríaco por el que bastará el carné de identidad para ingresar en sendos países.

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