La Mancha, contra Tarradellas
Como manchego me han llenado de profunda indignación las declaraciones del honorable señor Tarradellas, aparecidas en su periódico del domingo. Hasta ahora el restablecimiento de la Generalitat no había sido para mí sino un motivo de satisfacción, al ver a un pueblo recobrar las instituciones que le eran propias.Comprendo las declaraciones de Tarradellas, de su bon seny ampliamente demostrado en otras ocasiones, no se podía esperar otra cosa. Pero lo que me resulta difícil es valorar su editorial, donde se afirma que el honorable ha apuntado certeramente al centro del problema. Entiendo que ustedes desconfíen de los neoautonómicos. ¿Creen que no tenemos miedo a ser instrumentalizados por una derecha centralista, que se ha puesto ahora la chaqueta autonómica? Por otra parte no está nada claro que La Mancha vaya a ser un reducto de poder reaccionario, ya que tiene un pasado bastante más avanzado que1a ideología burguesa que el señor Tarradellas representa.
Aunque sólo fuera por conseguir cuatro o cinco cosas, merecerla la pena que La Mancha se gobernase por sí sola:
a) Poner coto a las compañías de capitalización catalanas que diariamente sacan los ahorros a nuestros campesinos.
b) Para que esos ministros, que tanta envidia le causan al honorable, no realizasen más importaciones salvajes sin contar con el agricultor.
c) Para evitar que La Mancha se convierta en un cenagal, a consecuencia del mayor disparate ecológico de todos los tiempos, el trasvase Tajo-Segura, parido por un zamorano, celoso guardián de los intereses castellanos.
d) Para tratar de corregir los desequilibrios ocasionados por el desarrollo tecnocrático de un ministro catalán.
Y, finalmente, para conseguir democratizar la prensa local del Movimiento y no tener que comprar la prensa liberal-centralista para la que somos un área de poder caciquil.
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