Seis mil nuevos vigilantes nocturnos esperan ser contratados por los vecinos
Para que cualquier empresa pueda tener vigilantes jurados sólo es necesario que, al margen de los requisitos que debe cumplir el trabajador, se solicite permiso al Gobierno Civil de la provincia. Desde la publicación de este decreto en el Boletín Oficial del Estado, por lo menos una comunidad de vecinos, la que agrupa las calles Doctor Fleming, Félix Boix, Hurtado de Mendoza, Alberto Alcocer, avenida del Generalísimo y otras adyacentes, entabló conversaciones con el gobernador civil para implantar un servicio de seguridad propio, al margen del que pudiera establecer la policía. Este servicio, que según los primeros estudios estaría formado por vigilantes autónomos (aunque esta figura no exista realmente, ya que para que se nombre oficialmente tiene que ser presentado por algún comercio o entidad), podría contar con unos veinte jóvenes preparados y armados, que se encargarían de detener la ola de robos que la citada zona viene sufriendo desde hace unos meses.Pero no sólo en comunidades como la citada se instalan o se quieren instalar servicios de seguridad. Complejos como el Centro Argüelles, donde los propietarios de comercios deseaban a principios del mes de noviembre pasado contratar a unos quince vigilantes jurados, que tendrían que ser pagados por comerciantes y vecinos, pronto empezaron a funcionar.
Establecimientos comerciales de importancia, comunidades de vecinos, por lo general con un alto status social, empresas como Iberia o la EMT, zonas residenciales que antes contrataban los servicios de una compañía dedicada a este tipo de trabajos y un largo etcétera, son ya, y serán en mayor número en los próximos meses, los solicitantes de una defensa que costearán de su bolsillo.
«No hay en ningún país precedentes de esta medida que permite a los ciudadanos contratar personal de seguridad que no provenga de ninguna empresa de este sector», manifestaba hace unos días el señor González Chamorro, directivo de la empresa Esabe Express. «Si nosotros somos fiables para el Gobierno, que nos fomenten; si es al contrario, que hagan desaparecer las empresas de seguridad.»
El problema surge no sólo en la contratación, sino también en el control del personal por parte de unos particulares. Según el señor González Chamorro, «no va a ser posible controlar a este tipo de vigilantes». La situación podría degenerar incluso en una mercantilización de las zonas en las que un vigilante distribuiría su trabajo entre otras personas, de forma que sacara unos beneficios de un sueldo que no se ha ganado. No quiere decir que eso se haga, pero se puede hacer, ya que no van a estar los vecinos detrás para ver si se trabaja o no».
Sobre el tema de la contratación se desconocen, asimismo, los criterios de selección de los vecinos y comerciantes que contraten a sus vigilantes y el tipo de preparación que se les exigirá, antes de avalarles en el Gobierno Civil para que, tras el juramento, reciban un arma y vigilen una zona o un comercio en calidad de agente de la autoridad.
«Las condiciones en que pueden ser contratados estos vigilantes pueden ser demenciales, ya que, en muchos casos, los contratistas no están preparados para tener retenes de vigilantes que cubran el puesto de los enfermos y de los que soliciten permiso. Al mismo tiempo, al no entrar dentro del convenio firmado entre trabajadores y empresas de seguridad, ¿bajo qué normas laborales van a actuar?», manifestaron algunos de los vigilantes jurados de empresas de seguridad. En la actualidad se trabaja para que los derechos de estos trabajadores se integren en el borrador de un Reglamento del Vigilante Jurado, que se estudia en el Ministerio del Interior.
Pero el tema no sólo afecta a la organización de seguridad vecinal propia, sino también a la que con carácter municipal podrá comenzar a funcionar desde el mes de abril o mayo en todas las ciudades de más de 100.000 habitantes.
Un certificado de nacimiento, otro de penales, uno más de buena reputación o moralidad, un cuarto certificado médico de buena salud y una declaración jurada de no haber sido expulsado, mediante expediente disciplinario, de un organismo de la Administración del Estado, local o institucional, podrán capacitar a cualquier madrileño para ocupar uno de los 6.000 puestos de vigilantes nocturnos que se convocarán en breve.
Aunque en este caso la orden ministerial que desarrolla el decreto por el que se creaba el Servicio de Vigilantes Nocturnos, sí ordena la existencia de un período de instrucción, «cuya duración se fijará por el jefe de la Policía Municipal», así como la creación de unos retenes de suplentes, la orden, en su artículo nueve, dice que durante las licencias del trabajador por descanso anual, enfermedad o asuntos propios, el vigilante nocturno será sustituido por su suplente, «siendo de cargo de aquél la retribución de éste».
A esto se suma que el nombramiento de los vigilantes será propuesto por los comerciantes y vecinos, que serán, al mismo tiempo, los que pagarán a los trabajadores la retribución que fije el alcalde.
«Es muy importante que antes de que estos serenos comiencen a trabajar se les enseñe práctica de vigilancia, de detención, de tiro, cómo usar los medios de comunicación que se les dé e, incluso, a hacer partes. »
«No se le puede dar un arma a cualquiera, y por tanto, la preparación debe ser especial para unos señores que representan la autoridad», manifestó Tomás González, delegado de Seguridad y Policía Municipal.
El estudio de las necesidades de vigilantes para Madrid se ha hecho dividiendo la capital en 1.700 zonas, en las que cada vigilante asignado al sector estaría responsabilizado de una distancia que tardaría en recorrer un cuarto de hora aproximadamente. Sin embargo, el señor González reconoce que «las características de la vigilancia nocturna han cambiado. La eficacia de un hombre aislado es discutible».
Aparte de los 3.465 policías municipales que, en numerosas ocasiones, han solicitado que se les quitara de su uniforme la pistola, el Ayuntamiento de Madrid cuenta con un cuerpo de 821 vigilantes nocturnos y una patrulla especial de protección nocturna integrada en la actualidad por 33 hombres.
«Es gente seleccionada, desde un punto de vista físico. Saben karate, judo y defensa personal. Se pueden enfrentar en muchos casos sin hacer uso del arma; es uno de los cuerpos que mejor funcionan», informó asimismo el señor González.
Con un armamento normal, en Seat-124 dotados de radio y medios para detectar incluso el volumen de alcohol ingerido por una persona, se quiere ampliar este grupo de tal forma que su efectividad sea superior a la actual.
Conexión con las fuerzas de orden público
«Realmente es necesario que se promuevan este tipo de colaboraciones ciudadanas. Lo ideal sería que las plantillas de las fuerzas de orden público pudieran acomodarse a las necesidades existentes; ahora hay un aumento de efectivos, pero aún faltan más», manifestó Juan José Rosón, gobernador civil de Madrid.
«En zonas en las que existe un mayor índice delictivo es necesario que el ciudadano se preocupe de la seguridad. Digamos que estos efectivos parapoliciales cubren ese hueco, ya que están conectados y dirigidos por las fuerzas de orden público. Por el caso de Azca, del que aún no se han aclarado las causas por las que el vigilante jurado disparó, no hay que pensar que son muchos los vigilantes jurados que pudieran hacer esto. Es un hecho aislado, aunque nos indica que se pueden perfeccionar las cualidades de estos hombres, ya que no es malo el procedimiento de selección», continuó el gobernador, que añadió: «Hay que ir perfeccionando y garantizando la situación, subsanando deficiencias. Los procedimientos son siempre mejorables. La experiencia obtenida hasta ahora no es mala».
Sobre el tema de los futuros serenos, el señor Rosón manifestó que «una mejor dotación aminorará la delincuencia. Fue justamente cuando la ciudad de Madrid tenía un cuerpo de serenos colaborando con la Policía Municipal y gubernativa cuando se evitaron muchos problemas delictivos. En este sentido, la Jefatura Superior de Policía está realizando ya un estudio sobre los medios de apoyo a los serenos por parte de la policía gubernativa».
Por su parte, el señor Pastor, jefe superior de la Policía, informó que, «lógicamente, habrá que apoyar a los serenos, ya que ellos solos correrán bastantes riesgos».
Respecto al tema de los vigilantes, ya fueran de empresas de seguridad, como contratados por comerciantes y vecinos, el jefe superior de Policía agradeció la ayuda, «ya que lo veo magnífico si actúan bien. Pero el personal debe ser idóneo, capacitado, profesionales auténticos. Sólo en el caso de que sea un inexperto a quien se le da una pistola, pues no solo no ayuda, sino que complica las cosas».
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