La Banca no intenta boicotear los acuerdos de la Moncloa
La banca privada no intenta boicotear los acuerdos de la Moncloa y suscribe totalmente las ofertas de dinero del Banco de España, siendo también falso que esté implicando restricciones crediticias por su cuenta y riesgo, al margen de las directrices de política monetaria del Gobierno. Con esta afirmación, el presidente de la patronal bancaria, Rafael Termes, contestó ayer a las acusaciones del diputado comunista Ramón Tamames, formuladas en una sesión precedente de la VIII Semana Económica Internacional del Grupo Mundo, que hoy se clausura en Barcelona.
Aunque el lema de los debates de ayer estaba planteado en tomo a la alternativa banca oficial-banca privada, el acuerdo total entre los representantes de ambos estamentos respecto a la política-crediticia permitió a Termes salir al paso de las afirmaciones de Tamames (véase EL PAÍS del 18 de enero) y reiterar al mismo tiempo el apoyo bancario a la política del Gobierno. El consejero delegado del Popular llegó a definir a la bánca privada como entidad neutra, que desarrolla su actividad al margen de las opciones políticas. La banca -dijo- es un simple intermediario financiero en el seno de la sociedad, que sobrevivirá en cualquier contexto político. Sin embargo, reconoció que las subastas de dinero de la banca central habían planteado algunos problemas técnicos en la última quincena de octubre y primera de noviembre, que habían causado una adquisición limitada por parte de las entidades privadas. Insistió también en que el modelo de economía social de mercado -dibujado en el pacto de la Moncloa- beneficia notablemente a la banca más que el peculiar sistema en que se había desenvuelto la economía española en los cuarenta años precedentes.
Liberalización de los tipos de interés
En cuanto a la polémica contenida en el lema de la sesión, el director general del Banco de Crédito Industrial, Ricardo Goytre, y el propio Termes, coincidieron en la necesidad de una mayor agilización de las entidades bancarias institucionales, cuyo, primer paso pudiera ser su reducción por la vía de fusión. Goytre insistió en la necesidad de profesionalizar la gestión de la banca oficial, desvinculándola de los avatares políticos, y demandó idéntico trato en todos los órdenes para la banca institucional, de modo que pueda concurrir con criterios de competencia al mercado financiero, en equiparación con la banca privada. La coincidencia fue total a la hora de solicitar la inmediata liberalización de tipos de interés -la Asociación Bancaria lo ha hecho ya oficialmente del Ministerio de Economía-, incluso para el crédito oficial, de modo que las condiciones de concesión de este tipo de financiación sean idénticas a las que oferta la banca privada. En caso de que un determinado sector precise apoyo estatal, el vehículo adecuado será la asignación presupuestaria, por vía de subvención, en lugar de fijar intereses bajos y amortizaciones dilatadas para operaciones crediticias a esos determinados sectores.El tema del pacto social fue abordado en los debates de la tarde, oponiéndose a él todas las centrales sindicales presentes, aunque con diversas inatizaciones. UGT aceptaría debatir el pacto a cambio de una serie de contrapartidas (libertad sindical, patrimonio de la OS, amnistía laboral y otras), pero CCOO lo rechaza porque entiende existen otras alternativas. El presidente de la patronal bancaria, Rafael Termes, rechazó la posibilidad de establecer un pacto entre empresarios y trabajadores, al margen del de la Moncloa, en las actuales circunstancias, aun teniendo encuenta que las fuerzas del proceso productivo no fueron llamadas a la negociación.
La mesa de debate estuvo integrada por Rafael Termes (Asobán), Ricardo Goytre (BCI), Nicolás Sartorius (CCOO), Eugenio-Peggio (PCI), Francisco Giménez (USO), José Luis López Bulla (CONC) y Jerónimo Saavedra y José Font (UGT).
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