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El nuevo Gobierno holandés no modificará sustancialemente ente la política exterior

La formación de un Gobierno de centro-derecha, entre demócratas cristianos y liberales, no aportará modificaciones sustanciales en materia de olítica exterior. Sí se espera, por el contrario, un cambio de óptica, en; relación con la ayuda financiera aciertos países en vías de desarrollo, con regímenes de izquierda (Cuba a, Mozambique, Angola) y, quizá, cierta tolerancia hacia otros, como Africa del Sur.En relación con el proceso de ampliación de la CEE, y en concreto con la candidatura española, todos los p rtidos políticos son unánimes en el «sí» político. Por su parte, los medios empresariales y económico, analizan el impacto que supondrá el pase de la actual CEE de los' «nueve», a la futura CEE de los «doce», con el ingreso de Grecia, Portugal y España.

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Respecto la la OTAN, tampoco se esperan cambios. Tanto la izquierda coo la derecha holandesas reconoce n la necesidad de contar con la actual estructura de defensa. Quizá varíe algo la política de apoyo al presupuesto de Defensa. Con los socialistas en el poder, la Defensa y la contribución de Holanda a la OTAN era tenia casi constante de los congresos del Partido Socialista, donde gran parte de los asistentes se pronuncia, tradicionalmente, contra la política de: bloques mil tares.

«Todos los partidos consideran inaceptable la fabricación de "bombas de neutrones"», declaro un miembro del Partido Demócrata Cristiana explicando los pormenores de luna reunión celebrada entre repre entantes de todos los partidos políticos holandeses y expertos en m materia de Defensa. Idea que defendió (junto con daneses, noruegos e islandeses) el ex ministro de Asuntos Exterior-es, el socialista Max V (in der Stoel, en el último Conseja Atlántico, a primero, de mes en Bruselas.

En cualquier caso no parece que; los temas de relaciones exteriores, logren poner en peligro la existencia de la frágil coalición gubernamental entre demócratas cristianos y liberales.', Si el nuevo Gobierno dirigido por Van Agt cae antes de los cuatro ,años de la legislatura normal, será por roces en materia de política !interior. Tal es la opinión de los medios socialistas, hoy en la oposición.

«Van dei Stoel fue un buen ministro de Asuntos Exteriores, pero habrá que cambiar ciertas cosas en política extranjera», declaró el diputado liberal Lauxtermann.

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No cabe duda que el realismo de los mismos medios económicos que apoyaron la entrada de los liberales en el actual Gobierno, intentará encauzar la ayuda holandesa a países en vías de desarrollo.

De Cuba a las Molucas

«El antiguo ministro responsable de ayuda a países en vías de desarrollo pagaba a los cubanos porque le gustaba el régimen», añade el diputado liberal. Según él, hay otros países, como Indonesia, donde los lazos históricos con Holanda deberían continuar con mayor apoyo financiero.

Las reservas «éticas» del ex Gobierno de centro-izquierda, en relación con la cooperación económica exterior, podrían dar paso al «pragmatismo» de los negocios en la nueva coalición de centro-derecha.

Las tensiones entre holandeses y moluqueños, expresadas estos últimos años por acciones violentas de secuestros, que terminaron siempre con víctimas, parecen entrar en otras vías.

El Gobierno de Van Agt continua, sin duda, la dirección del diálogo con la comunidad de 40.000 residentes de origen moluqueño. Hace unos días, varios dirigentes de la colonia moluqueña visitaron el archipiélago indonesio de las islas Molucas del Sur, invitados por el Gobierno de Jakarta.

Holandeses e indonesios quieren convencer a los nacionalistas moluqueños residentes en Holanda, que sus reivindicaciones son utópicas. «Pedir la independencia de las islas Molucas es irreal», dice un miembro del Partido Liberal.

Argumento probablemente cierto, pero que no convencerá fácilmente a los jóvenes nacionalistas moluqueños que -nacidos y educados en Holanda y sin haber pisado nunca la tierra de origen de sus padres- consideran que sólo una guerrilla en Holanda provocará las presiones del Gobierno de La Haya sobre Jakarta para conseguir la «independencia» de unas islas que están a 20.000 kilómetros de Holanda.

Los holandeses pagan hoy los errores de una descolonización en Indonesia, en 1949, que obligó a repatriar a los soldados moluqueños que habían combatido al lado del ejército holandés. Sus hijos quieren volver y «sueñan», según los observadores políticos holandeses, con una independencia para las islas Molucas del Sur.

¿Cuál será el precio de la ampliación?

«Después de la creación del Mercado Común, se acabó casi la producción de uva y tomates en invernaderos», dicen los liberales, cuando abordamos el capítulo de ampliación de la CEE.

Reconocen, sin embargo, que son partidarios de la entrada de España, Grecia y Portugal, como el resto de partidos políticos holandeses.

Superado el «sí» político, los medios económicos y empresariales holandeses estudian el precio y el impacto que puede tener para su país la ampliación del Mercado Común.

En un informe de las organizaciones empresariales holandesas (VNO/NCW) se demuestra que la mayoría de grandes empresas holandesas tienen muchos contactos con los países candidatos, principalmente con España.

Citan como positivo la ampliación del mercado en 55 millones de consumidores, no olvidan que ciertos sectores industriales holandeses (siderurgia, textil, calzado, cerámica, cuero, marroquinería, papel y conservas vegetales) serán afectados por la competencia de los nuevos candidatos.

Tanto la organización de empresarios, como el Comité Económico y Social holandés, se inclinan por una negociación que «tenga en cuenta los méritos propios de cada candidato». Destacan los temores de la libre circulación de mano de obra y hacen cuentas sobre el coste inicial de la operación.

Realistas y fríos como sus vecinos alemanes, los holandeses tienen miedo que la entrada de Grecia, España y Portugal aporte mayor número de parados a Holanda.

Para financiar el fondo común que la CEE deberá destinar a los candidatos, para equilibrar su desarrollo al comunitario, los holandeses proponen sacarlo del presupuesto que hoy destinan a otros países en vías de desarrollo. Calculan que deberán sufragar el 10 % de la cifra inicial de 4.500 millones de dólares, que barajan los expertos comunitarios, como primera acción financiera a favor celas economías española, griega y portuguesa.

«Holanda será un firme aliado de España en las negociaciones de entrada al Mercado Común», opina Ramón Sedó, embajador de España en La Haya. Lástima que el Gobierno y los políticos españoles tengan tendencia a olvidarlo y a contar sólo con los «grandes» de la CEE, en una comunidad donde, hasta nueva orden, las decisiones se toman unánimemente.

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