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Debe pararse la reforma del reglamento

La fricción y la polémica han llegado en la reforma del reglamento, en cuanto ha sido necesario sustituir las referencias al Sindicato Nacional del Espectáculo, ya extinguido, y que era el armazón profesional de la torería por sus cometidos de registro y control.Porque los reformadores han tenido la descabellada ocurrencia de recurrir a una denominación ambigua -organizaciones profesionales correspondienles- sin concretar qué significa y cuáles son sus límitaciones, y sin que los toreros hayan determinado su propia estructura profesional. Mientras tanto, los líderes del antiguo sindicato constituyen sus uniones y asociaciones, de tal modo que encajan perfectamente en el nuevo término. Podría ocurrir, entonces, qye los únicos órganos para certificar profesionalidad y visar contratos serían en el nuevo reglamento precisamente esas asociaciones y uniones. Es decir, supondría la supervivencia del legalmente extinguido sindicato, con otra apariencia, pero con el mismo conte,nido. La correa de transmisión del monopolio empresarial seguiría funcionando.

En estas circunstancias, la reforma del reglamento debe pararse. Lo urgente es que los toreros se reúnan y preparen su estatuto profesional, a partir del cual deben venir las necesarias reformas; entre ellas, la formación de aspirantes, garantías de trabajo, supresión drástica de los cánones de arrendamiento de plazas y lucha contra el monopolio. Y el estudio del nuevo reglamento, si lo creen oportuno.

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