_
_
_
_

"La cosmonáutica es una experiencioa de solidaridad de los pueblos"

Un enorme sentimiento de solidaridad, ante la complejidad de la experiencia cosmonáutica, en la que intervienen miles de personas, y la alegría ante la belleza del espectáculo contemplado desde las naves espaciales, son los sentimientos que vive un astronauta, según los describió a EL PAIS Pavel Popovich, general de aviación del ejército soviético, astronauta, que desde niño soñó con ser piloto, y que ha estado estos días en España, acompañado de un destacado cardiólogo soviético, Vitali Bujarin, y del responsable en la URSS de las Asociaciones de Amistad con los otros pueblos, señor Grenko. La delegación soviética asistió ayer, en Madrid, a la constitución de la Asociación Cultural Hispano-Soviética.

«Desde muy joven quise ser piloto..., y no sólo piloto de caza -cuenta Pavel Popovich, describiendo su experiencia-. Este deseo es fácil de explicar. Siendo pequeño tenía amigos cuyos padres eran pilotos. Después, durante la segunda guerra mundial, admiraba a los pilotos soviéticos que combatían los aviones nazis. Yo nací en la familia de un obrero en un pueblo pequeño. En los días de la guerra era impensable considerar mi proyecto, pero eso era lo que yo quería. A partir de entonces, hice en mi vida todo lo posible para llegar a ser piloto. »«Por fin se cumplió mi esperanza -continúa-. En 1954 me hice piloto. El 4 de octubre de 1957 se lanzó el primer sputnik artificial soviético. Cuando los pilotos mirábamos desde la tierra al espacio y escuchábamos en los instrumentos las señales del Sputnik, yo tenía veintisiete años. Pasaron muchos años desde aquel spuinik hasta el primer vuelo tripulado.»

El cosmonauta describe así por qué fue elegido: «Yo era físicamente muy fuerte. Practicaba mucho deporte. En 1959 me llamaron y me dijeron: "Camarada Popovich, ¿le gustaría volar en naves espaciales?" «Un tremendo grito afirmativo fue su respuesta, con la que comenzó para él un duro período de entrenamiento.

«Ingresé en el equipo de los cosmonautas -prosigue-. Si bien yo creía que mi primer vuelo no se produciría antes de cinco años, de repente nos encontramas con el iniciador de la cosmonáutica práctica, el académico Serguei Korolev. Nos llamaba cariñosamente pequeñas águilas. Nos dijo: "¿Pensáis que vais a volar al cosmos dentro de cinco años, pequeñas águilas? Venid conmigo". Le acompañamos y entramos con él en un gigantesco taller. Allí nos dijo: "Estas son las naves cósmicas con las que vais a volar.» Se seleccionaron entonces unas personas para el primer vuelo cósmico. Muy pronto voló Gagarin, el 12 de abril de 1961. Más tarde volaría yo, que soy ucraniano, en un vuelo conjunto con Nikolaev, que es de la república de Chuvazh. Se nos dijo que ese vuela debía simbolizar la unión entre los diversos pueblos de la Unión Soviética. Volamos tres días juntos alrededor de la Tierra.»

Sobre cómo vivió la víspera de su primer vuelo, el general Popovich dice: "No me va usted a creer. Dormí, como se dice en ruso, con un sueño de muerte, profunda y plácidamente. Cuando nos acostábamos nos ponían controles en todo el cuerpo. Al mover el dedo o cualquier otra parte del cuerpo, se obtenía un gráfico quebrado en una pantalla. La línea que yo dí aquel día era completamente horizontal.» La causa, según explica, es «porque el sistema nervioso es muy fuerte. Durante la preparación uno se cansa mucho y, como sólo sé puede descansar durante el sueño, se duerme muy bien. Además, los cosmonautas tenemos una cualidad, y es que podemos dormir en cualquier postura: de pie, acostados o sentados».

Una vez logrado su sueño de volar al espacio sideral, Popovich describe así la experiencia del cosmos: «Entonces surgen muchos sentimientos. En la preparación del vuelo participa todo el pueblo soviético. Entonces yo, un hombre simple, tengo que culminar el trabajo de tantas personas. El sentimiento que domina sobre los demás es el de responsabilidad. Pase lo que pase, uno piensa que hay que cumplir el objetivo.» El astronauta se convierte entonces en el foco sobre el que se proyectan las ilusiones y esperanzas de los numerosos equipos de trabajo que hacen posible cada experiencia espacial. «Todo el tiempo se está pensando en eso, en cumplir el objetivo -dice Popovich-. Cada vuelo cuesta muchísimo, es muy caro. ¿Qué derecho tengo yo a pensar otras cosas o a hacer algo que impida cumplir el programa?».

Pero hay más sentimientos en el cosmonauta. «Se siente también -afirma Pavel Popovich- una gran alegría por lo que se puede ver. Yuri Gagarin, cuando vio por primera vez la Tierra, desde el cosmos, gritó: "Amigos, qué bonita es la Tierra.- Ver desde allá arriba como se oculta el Sol es imposible de contar. Provoca una sensación muy fuerte. Es un juego de colores tan bonito que nosotros no lo podemos transmitir de ninguna manera, ni con fotos en color ni de otra forma. Un cosmonauta que es pintor, Alexei Leonov, que fue el primero que salió al cosmos y protagonizó el vuelo conjunto Soyuz-Apolo, tampoco él puede expresar y describir esta variación de colores que se produce. Es imposible. Es un espectáculo maravilloso. En mi primer vuelo dí 48 vueltas y siempre lo vi. La segunda vez fueron dieciséis días, y cada vez el espectáculo era más, bello. La Tierra está cubierta por una capa azul que disminuye sus contrastes bruscos. Por eso todo se ve muy bonito. Cuando miras, por ejemplo, hacia Africa es amarilla. Solamente los oasis se ven como puntos aislados.»

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_