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Carter afirma que la crisis de la energía afecta a la seguridad norteamericana

El presidente Carter intentó convencer ayer a los norteamericanos de que la crisis de la energía es un peligro real, que puede afectar gravemente tanto a los consumidores como a los intereses de la seguridad nacional de Estados Unidos, a la vez que pidió el respaldo popular para su programa energético, que encuentra serias dificultades en el Congreso.En su segunda «charla junto a la chimenea», televisada a todo el país, Carter se extendió en explicaciones sobre el problema de la energía, en un tono suave y en términos moderados. La finalidad de la alocución del presidente fue definida como doble por un portavoz de la Casa Blanca: de un lado, persuadir a la población de que existe una crisis energética y, de otro, convencerla de que los remedios propuestos por el Gobierno son razonables.

La seguridad y las Fuerzas Armadas

El presidente resaltó en su discurso de veinte minutos de duración que las dificultades con que se enfrenta su paquete de medidas energéticas no supone una lucha entre el ejecutivo y el legislativo, ni entre el Senado y la Cámara de Representantes. Por el contrario, aseguró, ambos poderes trabajan coordinadamente y los miembros del Congreso necesitan «nuestro apoyo para hacer frente a las presiones a que les someten unos pocos para su beneficio».Carter, que ha suspendido su proyectado viaje a nueve paises para seguir de cerca la discusión en el Congreso de su plan energético, añadió que la seguridad de Estados Unidos depende de algo más que de las Fuerzas Armadas, entre otras cosas de la «fortaleza de nuestra economía y de nuestra capacidad para desarrollar una política exterior libre e independiente como nación».

A la vez que pedía un sacrificio a los norteamericanos para corregir la raíz del problema, que definió con la frase «gastamos demasiado», Carter dijo que las compañías petrolíferas no se conforman con los incentivos que tienen en la actualidad y que quieren miles de millones de dólares más.

Las ventajas del plan energético de Carter fueron resumidas así por el presidente: beneficiaría a los consumidores y a los productores de energía, sin dañar la economía nacional, mejoraría la conservación energética y permitiría la existencia de mayores recursos y, por último, protegería el presupuesto federal.

Carter pareció insinuar un veto al paquete de medidas energéticas, en caso de que el Congreso las modifique sustancialmente, cuando dijo que no firmaría una ley que no cumpliera los requisitos anteriores En el Senado y la Cámara de Representantes, el discurso presidencial fue recibido con comentarios contrapuestos, pero fue significativo que algunos congresistas rehusaran la invitación de Carter de seguir el discurso desde un edificio anejo a la Casa Blanca, alegando algunos de ellos razones como la de «tengo que ir al teatro», para no acudir a la residencia del presidente.

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