Se descubre en Estados Unidos una nueva forma de vida
Un equipo de científicos norteamericanos de la Universidad de lllinois ha descubierto un organismo microscópico, similar a una bacteria, que se define ya como una nueva forma de vida o como un tercer reino de la naturaleza viva, diferente al animal y al vegetal. El microorganismo, que es muy difícil de encontrar en la Tierra, tiene una antigüedad de 4.000 millones de años y puede aportar nuevos datos sobre el origen de la vida en nuestro planeta y sobre la evolución del sistema solar.
El nuevo organismo es genéticamente distinto de cualquier otra forma de vida conocida y tiene la característica de que rechaza el oxígeno, consume dióxido de carbono y produce gas metano. No existe todavía un nombre para distinguir a este extraño organismo, aunque los científicos le llaman provisionalmente metanobacteria o bacteria arcaica.Estos organismos, que son ya distintos a las bacterias, no pueden vivir en presencia de oxígeno. Por tanto, sólo pueden hallarse en muy contados lugares de la naturaleza, como el cieno de algunas bahías o las aguas calientes de los geyseres del parque nacional de Yellowstone.
El doctor Woese explicó que el descubrimiento no tendrá ninguna aplicación práctica, pero supone la constatación de que la vida se inició en un ambiente en el que no existía el oxígeno. Además, el hallazgo de estos microorganismos demuestra que la vida empezó millares de años antes de los que se pensaba hasta el momento. Las bacterias consideradas como primeros organismos vivos aparecieron hace unos 3.400 millones de años, mientras que las metanobacierias habían surgido entre cien y quinientos millones de años antes.
Aparte de esta luz que el nuevo descubrimiento vierte sobre la antigüedad de la vida, los científicos creen que podrá también explicar el desarrollo del sistema solar y el porqué de que la vida superior exista en nuestro planeta y no en otros. El doctor Woese explicó así la distinta evolución de la vida en la Tierra y Venus, su planeta casi gemelo: «Ambos planetas estaban envueltos en nubes de anhídrido carbónico, pero las metanobacterias se desarrollaron en la Tierra y digirieron grandes cantidades de este gas, lo que hizo posible que se crearan hidrocarbonos, los que fueron la base del posterior desarrollo de formas superiores de vida. Al no existir estos microorganismos en Venus, el dióxido de carbono se conservó íntegro y produjo una elevación de la temperatura del planeta que le hizo inviable para la evolución de formas vivas.»
Los microorganismos ancestrales, continúa el científico norteamericano, evolucionaron muy probablemente en los primeros mil millones de años de la existencia terrestre, cuando la atmósfera no contenía oxígeno sino sólo dióxido de carbono El oxígeno, que es esencial para la vida conocida, no empezó a acumularse en la atmósfera hasta que la Tierra tuvo entre 1.500 y 2.000 millones de años. Aunque Woese reconoce que su tesis necesitaría de una metanobacteria fósil para corroborarse totalmente, piensa que las evidencias que tiene «son muy buenas evidencias». La metanobacteria tiene un tamaño de una milésima de milímetro y, según Woese, se diferencia de las bacterias en que tiene una química diferente en la pared celular, contiene un solo sistema de enzimas y posee sus propias variaciones en los ribosomas, lo que la dota de un código genético propio. El descubrimiento será especialmente útil a los investigadores del origen de la vida, pero podría aplicarse también a la exploración espacial, ya que la existencia o no de estos organismos en las atmósferas de otros planetas podría aportar valiosa información sobre el estado de evolución de la vida en ellos o las posibilidades de existencia de la misma.
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