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Kissinger quiso desestabilizar el Gobierno de Soares

Kissinger quiso destituir al embajador de Estados Unidos en Lisboa cuando éste se opuso a aplicar el plan del secretario de Estado de desestabilización del Gobierno socialista de Mario Soares. Para Kissinger, Mario Soares sería incapaz de salvar Portugal de caer en la órbita soviética, convirtiéndose en el nuevo Kerensky. Era preciso alejar de Lisboa al anterior embajador, Stuart Scott, campeón de Ia política de seducción, y para sustituirlo Kissinger designó a Carlucci, especialista en manejar el palo duro.Llegado a Lisboa, Carlucci se convirtió a las tesis de su predecesor, convenciéndose de que una intervención directa en la situación interior portuguesa tendría los efectos contrarios a los deseados y, que, lejos de provocar el regreso de Portugal al club, llevaría a Portugal a transformarse en el «primer miembro comunista de la OTAN».

Estas son las tesis desarrolladas por Almann, un especialista en cuestiones portuguesas de la Universidad de Berkeley, en un artículo de la. revista Harpers ampliamente divulgado en la prensa portuguesa. Afortunadamente, Gerald Ford no aceptó la sustitución de Carlucci, pedida por Kissinger.

A esta decisión se deben, según Harpers, brillantes resultados alcanzados desde 1975 por la diplomacia norteamericana en Portugal: gracias a Carlucci «el prestigio de los EEUU ha sido restaurado, la base de las Azores ha sido conservada, los soviéticos están fuera de Portugal y este país es miembro de la OTAN, después que el Partido Socialista de Mario Soares venciera democráticamente a los comunistas en dos elecciones generales, una elección municipal y una elección presidencial».

Así, las sospechas levantadas contra Franck Carlucci, que llegó a ser acusado de agente de la CIA y persona non grata por los izquierdistas portugueses en 1975, no tenían ningún fundamento. El malo era Kissinger y, afortunadamente para Mario Soares y la democracia portuguesa, ya no está en el poder.

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