Actuaciones de la Orquesta Sinfónica de Utah, en España
La Orquesta Sinfónica de Utah, fundada en 1946 y dirigida por Maurice Abravanel desde el año siguiente, es uno de los más claros ejemplos de identificación artística entre un conjunto sinfónico y su director.
En su cuarta gira por Europa, la Sinfónica de Utah se ha detenido en nuestro país para actuar en- Madrid, Barcelona y Liria. La orquesta, siendo buena, dista mucho de la perfección virtuosística y de la calidad sonora de las principales agrupaciones americanas (Chicago, Nueva York, Cleveland, Boston, Filadelfia), constituyendo, no obstante, un buen ejemplo de la homogeneidad y alto nivel medio a que se puede llegar a partir del trabajo concienzudo y continuado de un director titular estrechamente ligado a su orquesta, aunque -como en el caso de Abravanel- el buen oficio y la animosa entrega a los pentagramas no vayan acompañados de auténtico genio interpretativo.Hagamos breve recuento de lo escuchado en la doble sesión de Madrid. Correctas y justas fueron las versiones de Muerte y transfiguración, el poema straussiano, y del Adagio para cuerda, de Barber. Para la Suite nº 3, de Bach, hubiéramos preferido una cuerda menos voluminosa que la utilizada por Abravanel. Tres sinfonía románticas -Segunda, de Brahins Primera, de Schumann, y Primera, de Mahler-, constituyeron el centro de gravedad de ambos programas, como es norma de los conciertos extraordinarios en los cuales, curiosamente, suelen tocarse obras superescuchadas en los ordinarios. Las lecturas de Schumann y Brahms carecieron de nervio, de intensidad expresiva. Algo menos lineal fue Ia interpretación de la Sinfonía en Re mayor, de Gustav Mahler: no en vano Abravanel y su Sinfónica de Utah han sido de los primeros y más constantes defensores de toda la obra mahleriana (y, por eso mismo, hubiera tenido mayor interés escucharles una de las sinfonías menos frecuentes en nuestros conciertos).
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