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La hora de la autocrítica

«ETA debe autocriticarse y tener la valentía de admitir que su protagonismo ha concluido. Ahora es el pueblo quien está rigiendo su futuro. Lo prueban sus movilizaciones populares, la participación activa en los actos convocados por sus partidos, la reclamación unánime de elecciones municipales, amnistía, estatuto de autonomía; la celebración conjunta y masiva del aniversario de la constitución del Gobierno, Vasco. Todo indica el cambio sociológico y la nueva forirna política que decisivamente ha adoptado el país. De la no aceptación de este hecho, ETA Puede convertirse en el azote de su pueblo, y paradójicamente, dejar el camino franco a la ultraderecha fascista del viejo orden establecido, que nos ofrece el peor de los mundos. Precisamente del que se quiere salir.Los partidos, con sosiego, pueden limar sus discrepancias, suprimiendo andanadas que escuecen y abren abismos. Se hace necesario alcanzar formas de mutua cooperación. De lo contrario, la posibilidad de arrastrar a un pueblo esperanzado al desfile de sufrimientos innecesarios, puede ser un hecho.

Atrincherarse en la razón única e inamovible, es potenciar el súbjetivismo a ultranza. Abordar la autocrítica, ayudaría a clarificar y a asumir a cada ideología su papel y su responsabilidad. Un pacto de no agresión entre todos nos pondría en el camino del respeto máximo.

Eliminar el peligro del fascismo significa fundamentalmente suprimir aquellas contradicciones en su doble aspecto: estructural y sicológico. Por un lado, denunciando la permanencia de unas estructuras franquistas, con su concepción "iluminista y mesiánica", y toda su rémora que inmoviliza el proceso hacia la démocracia... Por otra,, revisar y autodiagnosticar aquellas acciones y actitudes que en tiempos pasados obtuvieron consenso, prestigio y fuerza por su objeto liberador, pero que hoy han quedado invalidadasy apremiaadecuarlás al quehacer político que la conciencia colectiva está marcando. Que quede para los irrcionales de la violencia el ¡basta ya! Y para nuestro pueblo, el timón del barco a toda máquina, con él entusiasmo de sentirnos juntos para reconstruir nuestra casa.»

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17 octubre

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