Optimismo del Gobierno y el PCE sobre el acuerdo de la Moncloa
El Gobierno y los partidos políticos representados en el Parlamento han llegado a un acuerdo inicial sobre el programa económico de saneamiento y reforma preparado por el equipo Fuentes y propuesto por el Gobierno a las demás fuerzas políticas. La primera ronda de negociaciones de la Moncloa, desarrollada durante dieciocho horas este fin de semana, terminó, pues, con éxito inicial que posibilita el mantenimiento de las mismas. En el plazo de diez días este acuerdo inicial se materializará en cuanto a medidas concretas. Comisiones técnicas restringidas trabajarán sobre el programa. El jueves se celebrará en la Moncloa una nueva cumbre con contenido más estrictamente político: orden público, adecuación de las leyes actuales a la democracia, y control de los medios de comunicación del Estado.
La reunión del domingo se inició, a las diez y media de la mañana, con asistencia de todos los líderes de los grupos parlamentarios.Poco antes de interrumpirse la sesión para comer, los reunidos habían llegado ya a un consenso suficiente como para designar la comisión que se encargaría de redactar el comunicado oficial del acuerdo, que sería llamado resumen de trabajo. Integraron dicha comisión Fernando Abril Martorell (ministro), Laureano López Rodó (AP), Ramón Tamaínes (PCE), Manuel Roca Junyent (minoría vasco-catalana), Manuel Lagares (subsecretario de la vicepresidencia económica), y Fernando Morán (PSP).
Pasadas las cinco de la tarde, la comisión hizo entrega:del texto que habían redactado que, durante tres horas más, se procedió a retocár.
Según se manifestó a EL PAIS, el mayor número de objecciones, tanto de contenido como de estilo, fueron fórmuladas, en la comisión redactora, por Laurearío López Rodó.
Federico Silva Muñoz de AP, fue el primer político en abandonar el palacio, sobre las ocho y media de la noche. Comunicó a los periodistas que se había llegado a un acuerdo y que se haría público un «resumen de trabajo», término que, al parecer, fue acordado por todos los partidos para denominar el documento del programa conjunto. Silva dijo también que el consenso a que se había llegado no tendría ninguna virtualidad sin el de las distintas centrales sindicales y el de la patronal, y añadió que así lo había hecho constar su partido a lo largo de la reunión.
Manuel Fraga Iribarne, líder del mismo partido, señaló que el documento se trataba de una declaración de intenciones. «Hemos mantenido un cambio de impresiones -dijo- que ha sido muy útil porque así nos hemos conocido todos mejor.» El acuerdo, aclaró, no supone «un aval incondicional al Gobierno».
Santiago Carrillo, secretario general del PCE, resaltó la unanimidad con que se había aprobado el documento. Preguntado sobre si éste se trataba de un respaldo a la política económica gubernamental, afirmó: «Hemos llegado a elaborar un programa común a todos.»
Agregó que las conversaciones con los sindicatos y las patronales serán llevadas a cabo por el Gobierno, sin que ello quiera decir que los partidos que han suscrito el documento «en sus relaciones con los sindicatos, no mantengan también sus propias conversaciones ». Por último, afirmó: «Habrá sacrificios, pero la contrapartida será que en un plazo de año o ano y medio la situación económica mejorará.»
Felipe González, secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), se mostró cauto en sus declaraciones a la prensa: « No se ha llegado a un acuerdo absoluto o, unánime, sino a unas bases de entendimiento y en el desarrollo de esas bases pueden surgir zonas de roce, fundamentalmente al estudiar el reparto,del coste de la crisis.» «Se nos piden, sacrificios fuertes -prosiguió-, pero si los trabajadores tienen que hacer ese sacrificio, hay que asegurar que la masa salarial no quedará por debajo de su capacidad adquisitiva.» En cuanto al tratamiento del paro, dijo que se habían adoptado medidas concretas que estimaba tendrían eficacia. «No obstante -precisó-, la situación va a continuar siendo dura. Los sindicatos tienen un gran papel que desempeñar en lo que se refiere al control salarial.» Felipe González insistió en su valoración de la cumbre y del documento aprobado: «Esto es un paso para salir de la crisis, pero no se saldrá en dos días, sino en un año y medio o dos. Hay que conseguir que su coste caiga sobre los más fuertes.» Aludió también a contrapartidas a los sacrificios exigidos y recordó que la reunión continuará el próximo jueves para tratar temas de índole política, que, dijo, inciden en los planteamientos económicos, puesto. que ambos están fuertemente implicados. «Creemos -terminó- que vamos a conseguir que el país se democratice en los muchos aspectos en que aún no lo está.»
Enrique Tierno Galván, presidente del PSP, aludió en sus declaraciones a la prensa a las motivaciones de carácter patriótico que, a su juicio, había tenido la reunión y afirmó también que se habían dejado cosas entre paréntesis, pero que ello era inevitable.
Habrá sacrificios .
Ramón Tamames, economista, miembro del comité central del PCE, realizó un breve análisis de las medidas adoptadas que, dijo, se desarrollarán en los próximos diez días. Expresó su contento por los términos del acuerdo de principio establecido que calificó de aporte de esperanza para el país, puesto que trata de detener el proceso de deterioro de la economía española e introduce una serie de reformas, que permitirán empezar a cambiar modelos económicos desfasados. «Habrá sacrificios, sí -añadió-. Nadie podrá pensar en doblar su salario, pero se va a gararifizar el poder adquisitivo del trabajador. El Gobierno está dispuesto, por otra parte, a sanear la Seguridad Social y a ejemplarizar el gasto público.»
Resaltó también la importancia del Código de Derechos y Obligaciones del Trabajador, cuyo enunciado figura entre los acuerdos, y que fue introducido, dijo, en la reunión, Puesto que no figuraba en el plan inicial del Gobierno. Negó que su partido hubiera negociado previamente con el Gobierno su actitud en la cumbre, y señaló que en los do! días de reuniones no se había tratado del paquete de medidas políticas y de contrapartidas de esta índole, porque el paquete económico tenía su propio interés y coherencia interna. «En estos próximos diez días, el Gobierno tendrá que llegar a la confirmación del acuerdo con las distintas fuerzas políticas y, después, con las centrales sindicales.» Por último, y en relación con las condiciones de contratación y despido establecidas en la cumbre señaló que no existiría el despido libre, si bien, los contratos que se realicen a partir del próximo primero de enero se podrán rescindir en determinadas condiciones, contrastadas por los comités de empresa, y los trabajadores despedidos pasarán automáticamente a integrarse en el seguro de desempleo, lo que no sucede actualmente. «Esta medida -dijo- ayudará a reducir el paro, al igual que el hecho de que, el Estado financie el 50 % de la cotización a la Seguridad Social de los trabajadores contratados.»
La opinión, de los miembros, del Gobierno asistentes a la reunión fue altamente optimista. Francisco Fernández Ordóñez, ministro de Hacienda, dijo a su salida del patacio de la Moncloa: «Estoy muy contento. El programa gubernamental ha sido enriquecido con las aportaciones de los partidos, espéicialmente de los de izquierda.»
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