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Brejnev defiende el proyecto de nueva Constitución sovietica

La transformación gradual de la dictadura del proletariado en Estado de todo el pueblo y la afirmación de que en la URSS ya está construido el socialismo desarrollado y falta todavía una etapa larga para llegar al comunismo, fueron los conceptos sobre los que Brejnev puso más énfasis a lo largo de su informe ante el Soviet Supremo, acerca del proyecto de Constitución, cuyo debate iniciaron ayer las dos Cámaras soviéticas.Durante hora y media delante de 1.500 diputados, Leonidas Brejnev, presidente del Soviet Supremo, secretario general del Partido Comunista (PCUS) y también presidente de la comisión institucional, dio lectura a veintiséis folios donde analizaba, pacientemente, los temas generales que aparecen en los 173 artículos de la Nueva Constitución, que puede quedar definitivamente aprobada el próximo viernes.

La «constitución Brejnev» ha sido debatida durante cuatro meses y, según sus propios datos, participaron más de 140 millones de personas a través de millón y medio,de asambleas de trabajadores en empresas, koljoses, unidades militares y lugares de residencia. Tres millones de personas acudieron a 450.000 asambleas del partido a puerta abierta. Esta participación popular ha sido resaltada, como muestra del interés que ha despertado en lo que el presidente del Soviet Supremo califica de «hombre nuevo» soviético. De las 400.000 propuestas de debate se han aceptado enmiendas que afectarán a 110 de los 173 artículos que tiene el proyecto.

Absentismo laboral y disidentes

Cuando Brejnev afirmó en la parte práctica de su discurso, que se castigaría severamente a los absentistas laborales, «a los aficionados a obtener ingresos no procedentes del trabajo», estaba refiriéndose, sin citarlos, a los disidentes, más conocidos por los medios de expresión de la URSS como «parásitos». Más adelante volvió a referirse a los derechos humanos para señalar que la nueva Constitución contiene los preceptos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, si bien no deja de resaltar que el ejercicio de los derechos y las libertades por los ciudadanos, no debe dañar los intereses de la sociedad y del Estado, ni los derechos de otros ciudadanos.

Calificó de erróneas algunas propuestas presentadas como aquellas que solicitan implantación de salarios y pensiones iguales para todos: «Olvidan -dijo-, que la nueva Constitución es la ley fundamental del Estado del socialismo, desarrollado ciertamente, pero no del comunismo. En nuestro país rige el principio de cada uno, según su capacidad; a cada uno, según su trabajo». Después de referirse al interés despertado en muchas naciones de Africa, Asia y América Latina por el proyecto, subrayó la acogida excepcional de los «trabajadores de los países capitalistas, y ante todo de su vanguardia, los partidos comunistas y obreros».

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