El Parlamento alemán aprueba las primeras medidas antiterroristas
La onda expansiva del secuestro de Schleyer, presidente de la Federación de Empresarios alemanes, incrementa su alcance por momentos. El Parlamento Federal (Bundestag) ha aprobado, con el respaldo de las tres formaciones políticas que lo integran, una nueva ley según la cual podrá quedar suprimido cualquier contacto entre los detenidos, sospechosos de tomar parte en la preparación o comisión de intervenciones terroristas, con sus abogados, familiares o amigos. La República Federal de Alemania cuenta ya con un acervo de 1.482 leyes con la que ahora se ha aprobado y que, según se prevé entrará en vigor el próximo sábado, aunque desde hace tres semanas se cumplía lo que establece en su contenido, aun antes de su aprobación. A esta primera ley seguirán otras reformas, hasta veintinueve, una de ellas que implica una alteración constitucional. Este conjunto va destinado a la lucha contra el activismo político en un amplio frente.La decisión parlamentaria, que será ratificada sin duda alguna por el Consejo de las Regiones (Bundesrat) y por el Tribunal de Garantías Constitucionales en aquellos casos en los que pudiese sospecharse de anticonstitucionalidad de las decisiones parlamentarias, se complementa con una febril actividad de la policía. Los coches alemanes que se dirigen a Holanda son registrados intensivamente por la gendarmería federal.
Los holandeses se ocupan especialmente del control de las embarcaciones surtas en los puertos de los Países Bajos. La prensa alemana conservadora dice, a este respecto, que «los puertos holandeses se han convertido en un semillero de activismo político» (Die Welt).
Hasta el momento, la policía neerlandesa no ha encontrado rastro de Schleyer en todo el país, a pesar de que, según un rumor, podría encontrarse retenido en un buque alquilado por un grupo de alemanes.
Por encima de las leyes y de la actividad policial, las secuelas del secuestro de Schleyer se hacen sentir en el ánimo de los alemanes. El instinto cooperador de los ciudadanos de este país, en especial cuando se trata de combatir lo que puede afectar a su seguridad particular, ha llegado a batir un récord. Desde el secuestro del presidente de la patronal alemana, la policía ha registrado 3.000 comunicaciones de espontáneos que creían haber encontrado la pista de los secuestradores. Los medios de información conservadores valoran este dato como un estímulo para quienes mantienen una postura poco cooperadora con las fuerzas del orden. Los sectores liberales llaman la atención sobre el fenómeno: quienes presten su ayuda a la policía deben considerarse cooperadores, no delatores.
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