Orlando di Lasso, cantor apasionado
Frente a la profunda expresiónun tanto drarriática, de su fe, en la música de Tomás Luis de Victoria y el genio sereno, elegante, de contenido grandioso y líneas puras en Palestrina, la obra de Orlando di Lasso ha desconcertado a los estudiosos de la gran polifonía renacentista. Orlando es el artista fogoso, de sombría y arrebatada inspiración, atrevido renovador de la armonía polifónica.Orlando de Lasso nació hacia 1532, en la región franco-flamenca de Mons, la zona del Hainaut, que tantos buenos músicos había dado ya cuando el vino al mundol. Su obra alcanza el punto evolutivo culminante de esa gran escuela. Orlando es un espíritu ecuménico, que domina el lenguaje musical renacentista en todas sus modalidades y estilos. Su amplísima producción lleva a extremas consecuencias el descubrimiento de la última generación de maestros de la polifonía -Adrián Willaert, Nikolaus Gombert, Philip de Monte- de que la perfección lineal de las voces y su mística y pura expresión, alcanzada por Ockeghem, debía dar paso a una nueva visión armónica, donde la simetría había de romperse en aras de una sonoridad más dramática o más poética.
Sacrae Lectiones ex propheta Job,
de los maitines del oficio de difuntos.Orlando di Lasso Madrigalistas de Praga, con acompañamiento instrumental. Das Alte Werk. Decca-Telefunken 6.41274
La fama de Orlando fue extendiéndose rápidamente por Europa, y el duque de Baviera, Alberto V, le requiere como cantor de su capilla muniquesa, una de las mejores de aquella época. En ella, como Kapellmeister (cargó que ocupó desde 1563 hasta su muerte en 1594) Orlando llegó a disponer de sesenta cantores y treinta instrumentistas. Las Sacrae Lectiones ex propheta Job (Venecia, 1565), pertenecen a sus primeros tiempos de Munich. Años más tarde, en 1582, Lasso volvería a insistir sobre los textos del Libro de Job, con un estilo mucho más maduro y conciso, pero aquí está ya, sus amplios despliegues melódicos, en la admirable articulación de grupos sonoros que van ligando, a la vez que las rompen las series de imitación; aquí está el Orlando dramático y sereno a la vez, lleno de verdad en los pasajes líricos, pero también en los épicos y, como ha dicho Proske dominador soberano de todas las intenciones del arte. El emocionante y profundo texto del Antiguo Testamento, donde se pone en tela de juicio el sentido de la vida humana, da pie al compositor para poner en juego su clarividencia al escoger los medios más idóneos con los que alzar su impresionante entramado polifónico. Con él va conduciendo nuestro ánimo con suprema maestría por el desolado país de las tinieblas, iluminándolo a ráfagas con el calor y la confianza en la salvación y en la existencia de un Redentor.
En el se resume todo el saber musical de la Europa renacentista. Pocos artistas han tenido una vida más agitada y, a la vez, más plena, ejemplode sensibilidad, fina ironía y extraordinaria imaginación. Desarrolló siempre . una actividad desbordante. El año 1590 sufrió una crisis aguda de neurastenia que le tuvo al borde de la locura. Todavía pudo recuperarse y eniprender, por encargo del papa Clemente VII, una última obra Lacrimae di S. Pietro, que no vería publicada.
Formidable versión, llena de vida, la de ese envidiable conjunto que forman los Madrigalistas de Praga. Su Orlando di Lasso no desdice en nada del formidable Cristóbal de Morales que nos han ofrecido hace poco tiempo. La furia y gallardía de Orlando surgen indemnes de esta lección de bien cantar.
Babelia
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