El dimitido ministro de Defensa italiano sigue en el Gobierno
El presidente del Consejo de Ministros italiano, Giulio Andreotti, sin esperar a la reunión del Gabinete de hoy ni los sondeos que el vicesecretario democristiano estaba efectuando con los partidos de la izquierda, ha remodelado por propia iniciativa su Gobierno. Vitto Lacttanzio ha dejado el Ministerio de Defensa, como pedían comunistas, socialistas. republicanos, radicales demoproletarios y socialdemócratas, por culpa del «caso Kappler» y asumirá la cartera de Transportes y ad interim la de Marina Mercante. En su lugar ha sido nombrado el actual ministro de Transportes, Attilio Ruffini.Por sorpresa, y casi a espaldas de su mismo partido, Andreotti ha adoptado la solución que nadie se esperaba, que los comunistas considera cómica y los socialistas «ridícula». Tras consultar el domingo por la tarde con el presidente de la República, Giovanni Leone, Andreotti dio comunicación oficial ayer, con sendas cartas, a Congreso y Senado de su decisión.
Mientras Andreotti salvaba así su Gobierno, el líder comunista Enrico Berlinguer clausuraba el domingo por la tarde el festival de L'Unitá, en Módena, pidiendo de nuevo las dimisiones de Lacttanzio, porque «la fuga de Kappler ha sido un hecho grave que ha sacudido el prestigio y la autoridad del Estado».
Berlinguer ha vuelto a proponer su estrategia de «compromiso histórico», afirmando que las fuerzas populares se encuentran en un momento decisivo para asumir la dirección del país. La solución a la grave crisis puede venir sólo le la formación de un Gobierno de coalición de comunistas, democristianos, socialistas y demás fuerzas democráticas.
Atentados
Contra esta estrategia, sin embargo, han vuelto a intervenir grupos terroristas de extrema izquierda. Nino Ferrero, redactor del órgano comunista L'Unitá, en Turín, fue blanco la madrugada del lunes, de un atentado firmado por el grupo Acción Revolucionaria. Cuando el periodista volvía del trabajo, un comando le disparó cinco tiros a las piernas, rompiéndole los dos fémures. A pesar de que Ferrero gritó que era comunista, los jóvenes le replicaron que aprendiera la lección revolucionaria y le dejaron una octavilla escrita.Acción Revolucionaria se atribuyó también el atentado de la madrugada del sábado al domingo contra la redacción del diario La Stampa, de Turín. Un artefacto explosivo derribó una pared, rompió cristales y dañó los coches aparcados en la calle. El grupo, según el escrito, profesa «la lucha armada por el comunismo y la libertad contra el régimen Berlinguer andreottiano».
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