Fracaso del lanzamiento de un satélite europeo de telecomunicaciones
El fracaso del lanzamiento del satélite europeo de telecomunicaciones OTS (Orbital Test Satellite) es un golpe duro para la cooperación europea. A pesar de las declaraciones oficiales de fallo técnico, circulan especulaciones sobre el incendio del cohete Thor Delta 3914, fabricado por Mc Donnel Douglas en Estados Unidos, que concluyó con la destrucción del primer satélite que debía iniciar el fin del monopolio norteamericano en materia de telecomunicaciones por satélite.A las dos horas 33 minutos (hora española) del pasado miércoles, los expertos de la NASA decidieron la desintegración del satélite europeo después de un incendio y cambio de trayectoria del cohete que, tres minutos antes, había salido de cabo Kennedy. Los países rniembros de la Agencia Espacial Europea (AEE) acababan de perder 4.000 millones de pesetas y, lo que es más grave, la posibilidad de recuperar en un futuro próximo la distancia que les separa de Estados Unidos en este terreno.
«Es un golpe duro y un paso atrás, pero no una catástrofe, puesto que disponemos de un segundo ejemplar del satélite desaparecido», declaró Ray Gibson, director de la AEE.
El nuevo satélite no podrá entrar en órbita hasta dentro de seis meses. Y, en cualquier caso, deberá ser lanzado), se espera que con mejor suerte, por otro cohete de fabricación norteamericana. Los europeos, divididos por disputas internas, no han logrado todavía construir cohetes con suficiente potencia para lanzar tal tipo de satélites.
¿Accidente o complot?
Con el lanzamiento del satélite de telecomunicaciones OTS, los países europeos esperaban colocar el primer eslabón para independizarse del monopolio USA en la materia, y varlos países del Tercer Mundo confiaban en el proyecto europeo para montar nuevos sistemas de telecomunicaciones.
En la actualidad el sector de telecomunicaciones por satélite está controlado por la firma norteanierican a Intelsat.
Después de invertir, 135.000 millones de pesetas en satélites para telecomunicaciones, la firma americanaobtiene una rentabilidad del 14%, gracias a su control de las comunicaciones telefónicas a larga distancia y de Mundovisión.
Algunos comentaristas especulan con la posibilidad de un sabotaje en el fracaso del satélite europeo. La hipótesis es arriesgada, pero lo cierto es que, accidente o complot, Estados Unidos seguirá monopolizando, por bastante tiempo, el rentable negocio de las telrcomunicaciones por satélite.
La Agencia Europea del Espacio trabaja actualmente en la fabricación del cohete Ariane que, a primeros de los años ochenta, debería conceder autonomía espacial a los europeos. La desunión entre países, que contribuyó al fracaso del cohete Europa-2, abandonado en 1973, tras haber gastado unos 50.000 millones de pesetas, se paga hoy con el precio de una dependecia total de Estados Unidos.
Los nortearriericanos se habían negado hasta el presentea colocar en órbita a satélites europeo que puedan competir con los suyos. En esta ocasión se trataba sólo de un satélite experimenta¡ y no operacional. Incluso así, con premeditación o por accidente, las esperanzas europeas se encuentrar en el fondo del Atlántico, a unos kilómetros de las costas de Florida, donde reposan los restos del cohete y el satélite accidentado.
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