Todo Navaluenga se responsabiliza ante el gobernador civil
Ayer por la mañana fue presentado al gobernador civil de Avila un breve escrito en el que se dice que el pueblo de Navaluenga, en su conjunto, se responsabiliza de los hechos ocurridos, es decir, del hurto de un toro y de la manifestación ante el cuartel de la Guardia Civil, para que se pusiera en libertad a tres detenidos. El escrito iba firmado por la mayor parte de los novecientos habitantes de Navaluenga que, como Fuenteovejuna, se une para asumir las consecuencias.
No ha sido frecuente, en la España torera, ver a un pueblo castellano tomado por las fuerzas antidisturbios, y a sus habitantes corridos y apaleados por una carga, a raíz de un incidente taurino, aunque degeneró en una alteración del orden público. El hecho resultaba tan insólito, que, el martes por la tarde, en Avila, Segovia y Madrid, cundieron rumores de que en Navaluenga había quinientos detenidos.Si, en efecto, el pueblo estuvo tomado por la fuerza pública, los detenidos fueron indudablemente muchos menos. El empleo de tanta fuerza pública para un asunto como el hurto de un toro asombró al vecindario, que también reconoce, a toro pasado, que tal vez con haber pagado lares, en vez de manifestarse ante el cuartel de la Guardia Civil, se hubiera evitado lo peor.
Los comentarios más serenos, ya el martes por la noche, en Navaluenga., apuntaban como causa del tumulto a un error de Óptica, tanto por parte de la masa de manifestantes, como por parte de,la fuerza pública. No obstante, en lo que el pueblo sigue firme es en que los responsables del hurto del toro no son tres ni siete vecinos, sino todo el pueblo. Y por eso piden la libertad de los que han sido encerrados.
Utimo día de fiestas
Los hechos, ya contados en EL PAIS de ayer, se resurnen, con precisiones de última hora:El domingo 11, por la tarde, último día de fiestas en Navaluenga, hay festejo taurino. Navaluenga tiene unos novecientos habitantes que, en verano, por ser un pueblo turístico, junto al embalse del Burguillo, increnienta su población hasta unas 15.000 personas. De esa población flotante todavía quedaba una parte considerable el domingo pasado, y la plaza de toros se llenó en su aforo de unas 2.500 localidades. Toreaban Manuel de Córdoba y Carmen Dorado. El tercer toro de la tarde correspondía al diestro, y fue considerado.manso por el público, que pidió el sobrero y el alcalde lo negó. Un espontáneo se tiró al ruedo para demostrar la mansedumbre del astado. Después de ser lidiado el cuarto y último toro y terminar el festejo, algunos mozos engancharon en los corrales una de las reses a un tractor y tinas 150 ó doscientas personas lo llevaron hasta la plaza del Ayuntamiento. El toro fue colgado en el balcón municipal y se pusieron letreros pidiendo la dimisión del alcalde. Allí mismo abrieron al cornúpeta en canal y luego se lo llevaron a asar al río, donde sirvió de merienda-cena al personal.
A todo esto, el empresario taurino Carlos Duque marchó a Avila, donde reside, y presentó denuncia por el robo del toro. La Guardia Civil fue llamada para intervenir. Pero ese domingo no ocurrió nada. Fue al día siguiente, lunes, por la tarde, cuando fueron detenidos tres jóvenes, que -según los vecinos- son Antonio Grande Jiménez (el que se tiró al ruedo), Juan González Sanchidrián y Antonio Burgos. Al saber el vecindario estas detenciones, se dirigió en masa hada el cuartel, que cuenta con poca dotación. Tres guardias salieron al encuentro de los manifestantes para indicarles qué ése no era el procedimiento, pero los manifestantes prefirieron llegar ante la puerta del cuartel y exigir la libertad de los detenidos. La Guardia Civil hizo varios disparos -según nos han informado en el gabinete de prensa de la Dirección General de la Guardia Civil- para disuadirles de su intención de liberarlos. Por fin, el comandante de puesto accedió a la petición, a fin de calmar los ánimos. El vecindario pensó que todo terminaría en tener que pagar el toro.
Sin embargo, durante la madrugada se presentaron en el pueblo numerosos vehículos de fuerzas antidisturbios, una compañía, según el Gabinete de Prensa de la Guardia Civil, que hacia las siete de la mañana inició las detenciones según salían de sus casas los vecinos al trabajo. Ante las protestas de algunos se propinaron los primeros golpes y, a los grito^s, el vecindario salió a la calle. Se produjo una fuerte carga de los policías armados y, como conclusión, siete detenidos y siete lesionados, de carácter leve salvo complicaciones. De éstos, dos fueron enviados a Avila para una mejor revisión médica: Dionislo Cuenca, 52 años, peón agrícola, con varios puntos en la cabeza y un brazo en cabestrillo, y Eugenio del Peso; Alfonso Muñoz sufre herida en una pierna causada por un bote de humo, y entre los restantes se encuentran dos mujeres de profesión sus labores. Los detenidos, según el Gabinete de Prensa de la Guardia civil1 son Julián Blázquez Cuenca, Guisandero, Jesús García Gonzalez; Antonio Corral Serrano, Cabeza Hinchada; Juan Hernández, Rubia, Lucerillo; Antonio Grande; Antonio García y Juan González Muñoz, Habanero. En la lista de los vecinos no figuraban los dos últimos y, en cambio, creen Jetenidos a Juan González Sanchidrián y a Antonio Burgos.
Los detenidos no han sido puestos en libertad y se cree que algunos de ellos pasarán a jurisdicción militar.
El martes por la tarde, en la plaza del Ayuntamiento, se procedió a la recogida de firmas para apoyar el escrito presentado ayer al gobernador civil. La operación se realizó en presencia del juez instructor, Julio Arganda. Previamente la comisión de vecinos solicitó se les permitiera reunirse en el Ayuntamiento para celebrar una asamblea, pero la Guardia Civil lo prohibió. El alcalde, Segundo Martín, se había trasladado a Avila, al parecer, y de hecho, no se encontraba en su domicilio a última hora de la noche.
A esta hora, la mayor parte de la fuerza pública retornó a sus puntos de origen y en el pueblo quedó un retén.
Antecedentes
Navaluenga es un pueble, como los de su alrededor, con fuerte tradición taurina. Ha dado tres novilleros. El público quiere, y procura llevar, buenos toros Un año en que toreaba un novillero del pueblo, al toro que le correspondió lo tuvo que matar la Guardia Civil a tiros en la plaza porque no había quién se enfrentara a él. Otro año, un toro embistió a un novillero por la garganta y le sacó el pitón por Ia boca. El incidente del hurto de reses tampoco es nuevo. En la década de los 50, en una ocasión los mozos se llevaron nada menos que tres reses para asarlas, aunque, al final, las devolvieron; en esta ocasión un solo hombre bastó para convencer a sus vecinos Pero, contra los gustos del pueblo,a veces los toros son mansos. Y, lo que es peor, las condiciones en que se celebran los festejos,pésimas en seguridad sanitaria. Como en la mayor parte de los pueblos, en, Navaluenga tampoco hay enfermería en la plaza. Sin embargo, contra el Reglamento Taurino, se celebran novilladas. En el pueblo se comenta que eso debe ser por razones políticas, pero que no había motivos políticos en el hurto del toro. «Aquí todo el mundo ha votado al Centro», dicen en Navaluenga. Pero añaden: «Bueno, menos algunos.»
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