La "Diada" y el restablecimiento de la Generalitat
Un millón y medio de catalanes ratificaron, el domingo, en las calles de Barcelona, el plebiscito emitido el pasado 15 de junio a favor de las instituciones de gobierno, el Estatuto de Autonomía y la identidad histórica y cultural de Cataluña. El acontecimiento reviste una evidente trascendencia y posee un gran contenido emocional para el antiguo Principado; pero es también un motivo de alegría para todos los españoles que, fuera de esas tierras. saben que sin un régimen de autonomía para Cataluña y para el País Vasco ese proyecto de convivencia futura sería inviable.Es motivo de reflexión un pueblo que elija como fiesta nacional la conmemoración de su derrota. Explica. también, hasta que punto eran simples pretextos los argumentos esgrimidos durante la primera etapa del postfranquismo para impedir la celebración de manfestaciones. El 11 de septiembre de 1976 fue celebrado en las .afueras de la capital y, en condiciones precarias, cuando era gobernador civil el señor Sánchez-Terán, dilecto interlocutor hoy del señor Tarradellas- no por miedo a las alteraciones del orden público, sino por temor a que -como este año- los ciudadanos de Cataluña mostraran con su presencia en la calle su voluntad colectiva y situaran en su verdadero lugar aquellas manifestaciones de charanga y bocadillo con que las organizaciones del Movimiento sustituían, en los desplaza ni lentos del general Franco, la presencia popular. Efectivamente, los incidentes han sido mínimos, y el espíritu cívico y la concordia han presidido la gigantesca concentración humana.
En el mensaje del señor Tarradellas -quien, por cierto. no utiliza el pedante término de «Estado español»- se subraya que esa espectacular demostración de «nuestra irreversible voluntad de construir Cataluña», significará para «los demás pueblos de España» un testimonio del deseo de construir en común un futuro de bienestar. Cataluña perdió sus instituciones de autogobierno al tiempo que los españoles todos fueron privados de sus libertades civiles y políticas. El anunciado real-decreto que deroga el decreto de 5 (le abril de 1938 pone de manifiesto que es inútil nadar contra la corriente de la voluntad de los pueblos. y al derogar también el decreto de 18 de febrero de 1977 reconoce la ineficacia de las medias tintas.
Por lo demás, la agencia de prensa estatal aprovechó la víspera de la Diada para. Filtrar. de madrugada Y de manera oficiosa. el conjunto de instrumentos jurídicos destinados a restablecer la Generalitat de Cataluña y a determinar con caracter provisional. y hasta que las Cortes promulguen el nuevo Estatuto de Autonomía, su estructura competencias. La tan celebrada habilidad del señor Tarradellas para la maniobra política y el no menos famoso talento del señor Suárez para el regate en corto son, sin duda, los progenitores de la idea de filtrar el resultado de las negociaciones entre el expresidente de la Generalitat en el exilio y el Gobierno de Madrid, precisamente en el momento en que los sentimientos comunitarios de los catalanes forzosamente tendrían que sobreponerse a las discrepancias sobre el contenido del acuerdo y la forma de establecerlo.
Sin embargo, la lectura del resumen Filtrado hace presumir que los temores de los diputados y senadores catalanes no carecían de fundamento. Aun dando por sentado que el restablecimiento de la Generalitat es un hecho positivo, resulta evidente que tanto el partido del Gobierno como el señor Tarradellas han conseguido los objetivos que se propusieron. al. marginar, entre ambos, de la negociación a los parlamentarlos elegidos el pasado 15 de Junio. Al señor Tarradellas no le nombra presidente de la Generalitat la Asamblea de Parlamentarios, sino el Gobierno, que le designa además presidente de la Diputación de Barcelona. para sustituir al señor Samaranch, y, entre los órganos de la Generalitat provisional no figura ningún cuerpo parlamentario o preparlamentario en el que tengan cabida los diputados y senadores elegidos para las Cortes. Sí se prevé. en cambio, la formación de un Conseejo Ejecutivo, es decir, un Gobierno de la Generalitat. Su composición. presumiblemente, dependerá del señor Tarradellas en lo que concierne al nombramiento de doce vocales y de la herencia del franquismo en lo que se refiere a los cuatro presidentes de las Diputaciones catalanas. Los parlamentarios no tendrán, en cuanto tales, derecho alguno a integrarse en ese Consejo Ejecutivo; y tampoco, por lo que el resto del resumen deja transparentar, a participar en las comisiones mixtas que negociarán, con el Gobierno de Madrid y con las Diputaciones, la transferencia de servicios estatales y provincia les a la Generalitat. Es probable que el señor Tarradellas el señor Suárez sean generosos con los partidos que ostentan la mayoría en la Asamblea de Parlamentarios a la hora de nombrar a los miembros del Consejo Ejecutivo y de las comisiones mixtas, pero es seguro que la correlación de fuerzas reales en la política catalana no tendrá un reflejo simétrico en las nuevas instituciones. Para mayor gloria, claro está, del señor Tarradellas, de la UCD y de sus aliados.
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