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Enseñanza

Libros de texto: las cifras de los editores

Para salir al paso de cifras que hablan de fabulosas ganancias en el negocio editorial, los editores han facilitado a los medios informativos el escandallo real de costos editoriales y comerciales. Expresado en porcentajes, el costo físico, representado por la composición, ilustraciones, papel, impresión, encuadernación, etcétera, supone el 36,36 %; el intermediario comercial, el 30 %; los costes del personal, salarios y cargas sociales, el 16 %, y el coste y margen editorial, un 17,64%. La estimación normal del beneficio del editor rebasa muy pocas veces el 2%.

Recientemente, por ejemplo, se han barajado cifras verdaderamente astronómicas para referirse al precio medio del lote de libros por curso y alumno, llegándose a hablar de 10.000 pesetas. La realidad es, siempre según el FOME, que el lote más caro en el curso 1976-77, el de primero de BUP, no llegó a las 2.000 pesetas, a tenor de una estimación hecha teniendo en cuenta los precios de las cinco editoriales de mayor venta, referida a los textos de las asignaturas básicas.El volumen total de la venta bruta de libros de texto a nivel nacional supuso una cantidad algo inferior a los 4.200 millones de pesetas. Si a esta cifra se le descuentan los 1.200 millones del margen de los intermediarios comerciales, el total de la venta neta editorial queda reducido en unos 2.896 millones aproximadamente.

También es exagerada la cifra que se ha dado en algunos medios en relación con la estimación de alumnos que estuvieron matriculados en BUP el pasado curso, pues se ha calculado en un millón de alumnos, cuando en el pasado curso la suma total de matriculados en EGB y BUP excedió en muy poco a los seis millones.

Pero estos seis millones de alumnos no constituyen el verdadero mercado potencial de los editores, mercado que experimenta cada año una merma considerable debida, entre otras razones, a la disposición oficial que establece el uso continuado durante cuatro cursos de un mismo texto, a los casos de repetición de curso y al creciente uso de las «bibliotecas de aula». Los editores estiman que un 33 % de los alumnos matriculados oficialmente no compran libros de texto.

En cuanto al controvertido tema de los descuentos que percibe el intermediario comercial sobre el precio de venta al público, éstos oscilan entre un 25 % y un 32,5 %, por lo que el promedio del margen de comercialización se estima en un 30%.

En el pasado curso los editores han vendido el 85% de los libros a los intermediarios legales del comercio del libro, es decir, libreros y distribuidores. El de los canales de venta es probablemente el tema que más ríos de tinta ha motivado en los últimos tiempos. Al respecto, las editoriales aclaran que el 15 % restante de ventas, que efectivamente se canalizan hacia los colegios directamente, se producen en muchos casos dentro de una absoluta legalidad; pues un buen número de centros de enseñanza tienen la correspondiente licencia fiscal de librería y otros están autorizados a vender, bien que sólo a sus alumnos, de acuerdo con el epígrafe 9.551 de la licencia fiscal del impuesto industrial.

Por otra parte, no siempre se dice, al referirse a las ventas de libros en los colegios, que son muchos los libreros y distribuidores que venden los textos a los colegios también directamente.

La buena disposición de los editores hacIa los libreros no debe ponerse en duda en lo que concierne a la indiscutible preferencia, lógica por otra parte, que la editorial concede al librero con respecto al colegio. Indicativo de este sincero deseo de colaboración por parte de los editores hacia los libreros podría ser la experiencia que pretenden poner en práctica para la inminente campaña para resolver el complicado problema de la distribución y almacenaje.

El procedimiento que va a ponerse eh marcha a modo de ensayo consiste en que el librero retira de la editorial el 10 % de su pedido global, el resto, a medida de sus necesidades, lo irá retirando a lo largo de la campaña con un compromiso por parte de los editores de atender puntualmente, sus pedidos cada 48 horas. Por otra parte, el librero disfrutará de un margen de devoluciones de ese mismo 10 % que retiró al principio, con lo que los riesgos de quedarse con mercancías sin vender se reducen considerablemente.

Finalmente, en el curso de la reunión mantenida entre el secretario general de FOME con los informadores, éstos plantea ron el problema de la intervención de las asociaciones de padres en las ventas, dado que se aprecia una tendencia a que aquéllas, se constituyan en cooperativas de consumo para conseguir mejores precios. La opinión de los editores en relación con este asunto es la misma que tienen en cuanto a los colegios. Su obligación, dicen, es comprobar que tales asociaciones y cooperativas acrediten poseer la licencia fiscal correspondiente y, en consecuencia, es lógico que no podrán negarse a atender las peticiones de libros que se producen en tales condiciones, otorgándoles el mismo descuento legal a que tienen derecho los vendedores autorizados.

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