Sospechas pro nucleares

Ya hemos denunciado el olvido poselectoral de unos grandes temas, generalmente culturales, de los que los grandes partidos hablaban en términos entusiastas, pero sospechosamente vagos, antes del 15 de junio. Lo mismo -quizá sea más total aún el olvido- ha sucedido con la ecología, la relación entre los organismos vivos -el hombre, ante todo- y su entorno, cuyo equilibrio se ha destrozado de forma tan obvia en España. Se olvida aquello que no interesa, y nos parece evidente que el drama ecológico interesa poco a gobernantes y legisladores: sólo un grupo parlamentario, el de «los intelectuales», en el Senado, ha hecho mención del asunto en su declaración política ante la Cámara Alta.Algunas consideraciones parecen imponerse, junto a la de la necesidad de una acción gubernativa y legislativa urgente y vigorosa sobre aquellos casos más graves. Una es que sería conveniente insistir más bien sobre el concepto de medio ambiente que sobre el de ecología, no porque no sean prácticamente equivalentes, sino porque la imagen de esta última ante el público, en España, parece centrarse exclusivamente en la conservación y protección de la naturaleza, cuando esto sólo es una parte del problema; cuando hablamos del medio ambiente, queremos subrayar que también están directamente implicados en el asunto el medio urbano y la propia calidad de la vida de los españoles.

22 agosto