Ian Smith parece resignado a un Gobierno de mayoría negra en Rodesia
Las perspectivas de solución del conflicto constitucional de Rodesia van clarificándose, no sólo por los éxitos de las guerrillas nacionalistas que combaten al régimen ilegal de Ian Smith, sino por el agotamiento que padece la minoría blanca, cuyos componentes siguen abandonando el país ante la posibilidad de una lucha armada de dimensiones aún mayores.
Antes de que el ministro de Asuntos Exteriores británico, doctor David Owen, viaje a Africa del Sur con el nuevo plan angloamericano,para dar la indePendencia a Zimbabwe (Rodesia), llegan informaciones a Gran Bretaña sobre el nuevo clima que se está creando en la colonia, favorable a una inmediata transferencia del poder a la mayoría negra.Durante la campaña electoral que precede a los comicios de 31 de agosto, Ian Smith ha considerado que sus conciudadanos blancos han de estar preparados para ser gobernados por los negros. El líder blanco, que proclamó unilateralmente la independencia de Rodesia hace doce años, no há llegado a esa conclusión porque su corazón se lo haya dictado. «Hay que usar la cabeza para darse cuenta de que hay que dejar a un lado los sentimientos y aceptar ese hecho incontrovertible», afirmó Smith.
El partido de Ian Smith, el Frente Rodesiano, está comprometido ya a abandonar el poder en favor de los grupos. negros que resulten elegidos, pero, siguiendo un sistema que no podrá satisfacer ni a británicos ni a nacionalistas, por que Smith sigue pretendiendo el mantenimiento de privilegios parlamentarios para la minoría blanca, y el control de ésta sobre las fuerzas armadas y policía.
Las únicas elecciones que aceptarían Gran Bretaña y Norteamérica, como poderes implicados en la descolonización de Rodesia, serían las que observaran la regla del sufragio universal: un hombre, un voto. David Owen viajará a Africa del Sur, junto al embajador norteamericano en la ONU, Andrew Young, en el curso de la próxima quincena, y presionará sobre Smith y sus aliados para que se cumpla esa parte fundamental del plan anglo-americano.
Smith también quiere que, en el proceso de transferencia de poder, la ley y el orden sean guardados por oficiales blancos de su ejército. En el plan de Oweri, ese cometido sería mixto y cumplido por los guerrilleros actuales y las fuerzas del Gobierno de Smith. Se habla incluso de la posibilidad de llevar allí a un ejército internacional para asegurar la neutralidad del proceso, pero este punto es rechazado por los nacionalistas rodesianos.
Para convencer a Ian Smith de las virtudes del plan anglo-americano, ayer fue a Rodesia el ministro de Exteriores de Suráfrica, Pik Botha. El principal aliado del régimen ilegal de Salisbury estuvo en Londres, la semana pasada, hablando con Owen y con Vance. Una consecuencia de esta conversación fue su advertencia a los surafricanos blancos. Antes de partir para Rodesia, Botha declaró: «Ustedes resultan embarazosos para Occidente. Tendremos que cambiar nuestra política de apartheid si no queremos que los que hoy parecen nuestros amigos nos nieguen todo tipo de ayuda mañana.» Suráfrica está encargada por Gran Bretaña y Estados Unidos para que presione sobre Smith y logre que la transferencia de poder se ajuste a los planes preparados en Londres y en Washington. A cambio, el régimen de Pretorid podría tener un respiro.
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