El PNV pide el restablecimento por decreto ley de los derechos históricos vascos

El comité nacional del PNV ultimó ayer en Vitoria, después de una reunión maratoniana que finalizó de madrugada, su borrador de estatuto de autonomía, que en el plazo de una semana será distribuido a los parlamentarios y dado a conocer al Gobierno vasco en el exilio.Las líneas maestras fueron publicadas días atrás por el propio partido y se ajustan al siguiente esquema cronológico: recuperación de los derechos forales abolidos por la ley de 1876, constitución de un organismo confederal con participación igualitaria de las cuatro regiones históricas vascas y negociación conjunta de un estatuto de autonomía.

El primer paso y el más importante, porque equivale al reconocimiento de unos derechos históricos de autogobierno que la Constitución se vería obligada a recoger, podría darse por decreto ley, del mismo modo en que va a restaurarse la Generalitat ptovisional. A partir de ahí, igualadas en lo esencial las cuatro regiones históricas vascas, se eliminaría el obstáculo que UCD de Navarra presenta con mayor inísistencia para su incorporación a Euskadi.

Si, como parece, el tema es incorporado por UCD a nivel estatal -incluso sus parlamentarios navarros insisten en que están a favor de la restauración foral en «las provincias hermanas»- no es probable que el tema vaya a tener excesivas dificultades para navegar por las Cortes o para ser aprobado por decreto ley. A partir de ahí las dificultades vendrán a la hora de constituir ese organismo confederal, que en todo caso exigirá la renuncia de algunas actitudes excesivamente localistas, de las que no parece dispuesta a desprenderse UCD de Navarra.

Lo que sí es evidente es que ese organismo confederal reducirá el papel del Gobierno vasco, aunque la instalación de un secretariado permanente en Bilbao a partir del próximo mes de septiembre lo mantiene como un organismo de recambio para el caso de que Navarra se excluya de la negociación. En todo caso, el Gobierno vasco se integrará con los parlamentarios para negociar conjuntamente la autonomía, sin jugar nunca el papel protagonista que el honorable Tarradellas ha venido desempeñando en el caso de Cataluña.