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El mariscal Tito inició su visita a la Unión Soviética

El presidente de Yugoslavia y del Partido Comunista yugoslavo (PCY), José Broz Tito, llegó ayer a Moscú en visita oficial a la Unión Soviética de cuatro días de duración. Tito, recibido en el aeropuerto de la capital moscovita por Leónidas Brejnev, secretario general del Partido Comunista soviético (PCS) y presidente de la URSS, descansará, a partir del próximo día 19, durante cuatro días, en las proximidades del lago Baikal, en la Siberia, para luego continuar su viaje oficial a Corea del Norte y a la República Popular China.

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Con todos los honores fue recibido en Moscú el mariscal Tito por el primer mandatario de la Unión Soviética, Leónidas Brejnev, quien no dudó en abandonar sus vacaciones al borde del mar para acoger en la misma capital de la URSS al líder yugoslavo. Ambos políticos, acompañados de sus respectivos ministros de Asuntos Exteriores y de los primeros responsables del PCY y del PCS, tienen una amplia agenda de conversaciones, en las que se incluyen de manera especial las relaciones Este-Oeste, a través de la Conferencia de Seguridad y Cooperación, que deberá abrir sus puertas de nuevo, y en fecha próxima, en Belgrado, y de las conferencias de desarme MBFR (conversaciones para la reducción mutua y equilibrada de fuerzas) y SALT (negociaciones USA-URSS para el control y no proliferación de armas estratégicas).El plato fuerte de las conversaciones, en las que también se hablará de la situación política del Mediterráneo y del continente africano, lo será, sin duda, el de la actitud de los partidos comunistas europeos frente al eurocomunismo. En este apartado cabe destacar ya la actitud conciliadora de Brejnev para con las iniciativas propias de los partidos comunistas europeos.

En su primer discurso, Leonidas Brejnev declaró que las relaciones soviético-yugoslavas «están basadas en la respetuosa actitud frente a la experiencia de cada país y en la estricta observancia de los principios de independencia e igualdad». El secretario general del PCS añadió que estas normas «encajan dentro de una fórmula que combina sabiamente la independencia de cada contingente revolucionario con su solidaridad y cooperación para obtener metas comunes, lo que concuerda, por completo, con los intereses de cada partido fraternal y del movimiento, comunista internacional».

Ataque a Carter

El número uno del Kremlin terminó su discurso con un duro ataque al presidente Carter, diciendo que los buenos propósitos del presidente norteamericano no se materializan en hechos, y mencionó la producción americana de misiles tipo Cruiser y el proyecto de la bomba de neutrones como ejemplos palpables de la política de Estados Unidos.

Por su parte, Tito, en respuesta a Brejnev, insistió en la necesidad de que la no injerencia, soberanía, igualdad e independencia deben ser los principios que rijan las relaciones ruso-yugoslavas, y afirmó que «la observancia de estos principios son requisito previo para el mutuo entendimiento y la confianza de hoy y del futuro».

La prensa soviética elogió generosamente ayer a la persona de Tito, pero enmudeció, sin embargo, a la hora de relatar cuál será el periplo de Tito una vez que el día 19 termine su visita oficial a la URSS. Más concretamente, ni los diarios ni la radio o la televisión mencionaron la próxima llegada del mandatario yugoslavo a Pekín, también en viaje oficial prevista para el día 30 de este mes. No son pocos los observadores políticos que piensan en la posibilidad de que Tito medie entre Moscú y Pekín en este viaje que tendrá como etapa intermedia la llegada del mariscal a Pyong Yang capital de Corea del Norte, el próximo día 24.

Otros temas, en esta nueva etapa de los contactos Moscú-Belgrado, podría ser el futuro de las relaciones URSS-Yugoslavia a la muerte de Tito, de quien se asegura que intentará obtener en Moscú garantías de que su desaparición no supondrá un cambio radical de la actitud soviética frente a la independencia y autonomía del pueblo yugoslavo.

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