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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Pedro Corominas y Montaña, un pensador de cultura clásica

El ajetreo y los tumbos de la política, aparte de la catarata de libros que se publican, han contribuido al cuasi silencio con que las publicaciones periódicas han recibido esta recopilación de 650 páginas de letra apretada. Mejor fortuna tuvieron sus Obras completas en catalán, editadas hace pocos años en Barcelona. Si bien recogían especialmente su producción literaria de creación. La obra en castellano ofrece un panorama de su pensamiento, filosófico, estético, jurídico y político; actualiza sus ensayos, dispersos en múltiples revistas y además reedita dos libros muy sig nificativos, sobre todo porque fueron publicados por un catalán de pura cepa: El sentimiento de la riqueza en Castilla (1917), y Por Castilla adentro ( 1930).Pedro Corominas y Montaña (1870-1939), fue precoz en sus inquietudes literarias, sociales y políticas. Su interés por, la economía es muy posterior. Formado en el grupo de L'Avenç y en medios modernistas y anarquistas, glosó muy pronto en la Revista Blanca la obra de Ganivet y fundó, con Anselmo Lorenzo y otros, la tribuna Ciencia Social. Pedagogo en los círculos obreros, fue detenido después de la bomba de 1896 en Barcelona que dio origen al famoso proceso de Montjuich. En cierta manera se buscaba un responsable ideológico y Corominas pasó angustias y zozobras terribles. Salmerón, Azcárate y Unamuno trabajaron, entre muchos otros, para liberarle de la cárcel. Condenado a ocho años de presidio, pudo conseguir, al cabo de un tiempo, que le desterraran a Francia.

Pedro Corominas

Obra completa en castellano. Editorial Gredos. Madrid, 1977.

La obra de Corominas es tan copiosa e incitante como dispersa. Inquieto, formado en una estrictia moral laica que no encontró en la fe religiosa, aunque la buscara; fue amigo y confidente de Maragall, fundador del Institut d'Estudis Catalans, diputado, concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, donde fustigó infatigablemente la corrupción del partido radical. Republicano histórico, tuvo durante la Segunda República española algunas misiones importantes.

En su Obra completa en castellano (preparada, como la catalana, por la filial devoción y el rigor de su hijo Joan, el romanista internacional), Pedro Corominas se configura como un pensador de cultura clásica y un curioso crítico, tanto de teatro o música, como de pintura o estética en general. Sus artículos, morales, sociológicos o ideológicos, revelan ya sus gustos y sus conocimientos. Más reveladores todavía, sobre todo para quienes se interesan por el pensamiento económico, serán las cien páginas sobre política bancaria y crediticia, sobre los puertos francos o el problema de la energía, sobre el ahorro y el seguro de vida. No en vano fue Corominas consejero jurídico financiero de prohombres de la banca y los negocios.

Epistolario

Dejando aparte las páginas políticas, como las que desmitifican los eternos tópicos contra el estatuto catalán, creo que hay que hacer especial hincapié en el epistolario, con Maeztu, Zulueta, Ortega (sólo una carta) y la rica correspondencia con Miguel de Unamuno, que duró, con intervalos, más de treinta años. Muy poco divulgadas (aparecieron en el Bulletin Hispanique), esas cartas dan nuevas luces o confirman el proceso espritual del rebelde vasco y son, la mismo tiempo, un intercambio constante de notas, pesimistas u optimistas, sobre estética, política o vida cotidiana. Se trata de un intercambio sincero entre dos hombres atormentados que contrastan la religiosidad y la catolicidad de Unamuno. En ambos hay un vitalismo existencialista, marcado por el siglo XIX y sus respectivos bagajes culturales y sus hechos diferenciales: el tema de Cataluña sale a debate muchas veces. Unamuno se confiesa y dice a Corominas: «Veo que usted me conoce, hasta en mis flaquezas.» Puede seguirse también la elaboración de algunas obras de ambos escritores.Catalán regeneracionista, Corominas estudió las formas de vida, las instituciones y la cultura de Castilla. Su tesis doctoral versó sobré Las ideas jurídicas en el poema del Cid. Descubrió las tierras castellanas y le deslumbraron la entereza, el vigor espiritual, ciertas tradiciones... Así lo atestigua en Por Castilla adentro, que tiene cierto parangón con las obras, más apocalípticas, de Julio Senador Gómez (Castilla en escombros, La ciudad castellana entre todos la matamos). En El sentimiento de la riqueza en Castilla, Corominas lo estudia en las instituciones, en los romances viejos, en los cantares de gesta y en el talante castellano. Para él Castilla tiene «una decisiva preferencia por las cosas muebles como ciertos pueblos de pastoreo. En la megeta «la inclemencia del medio fisico y la escasa productividad del suelo libertó al hombre de los atractivos de la tierra y le dotó de una contemplación humana». Esa fue una originalidad castellana, puesto que la mayoría de los pueblos de Occidente eran inmobiliarios, y creán el manso y el lujo. Castilla el amor a las armas y a los vestidos.Vale la pena volver sobre las tesis de Corominas ahora que tanto quiere ahondarse sobre el ser de las comunidades y se avivan las viejas hipótesis sobre los pueblos de España.

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